lunes, 5 de agosto de 2013

A LOS ABUELOS





        Los abuelos de mi generación, han sido personas dedicadas por entero a su trabajo los hombres y las mujeres salvo excepciones, se han dedicado siempre al cuidado de la casa los hijos y cuando estos ya han estado creciditos y en edad de poder manejarse por sí solos, han prestado su ayuda a sus padres ya ancianos hasta que estos han desaparecido. En casi todos los casos es cuando ha llegado el momento de pensar en esa ansiada jubilación, tan merecida después de estar trabajando casi desde la niñez. No hay que olvidar que nos tocó vivir una época difícil, en la que tan solo los privilegiados, o los que se sacrificaban podían estudiar, muchos de ellos haciendo las dos cosas al tiempo.
         Llegado ese momento, el matrimonio, se dispone a tener sus vacaciones cuando les venga en gana, sin prisas, ir y venir a su antojo y a donde les apetezca. Pues bien, es el momento en que los hijos entran en juego y les plantean cuidar de los nietos. Papá, mamá, ahora que no tenéis otra cosa que hacer, podíais quedaros con los niños, nos haríais un grandísimo favor. Pepito ya no da guerra, va al colegio y solo tenéis que recogerlo, darlo la merienda, llevarlo a las clases de inglés, los jueves juega al futbol y hay que llevarlo y esperar allí las dos horas que está pues casi no da tiempo a llegar a casa cuando hay que volver a por él. Juanito, ya sabéis lo rico que es, es un cielo y buenísimo pero si lo llevamos a la guardería es un dineral lo que nos cuesta y entonces tendríamos que prescindir de las vacaciones, los sueldos no dan para tanto.
         Es en ese instante cuando todo el castillo que los abuelos habían levantado pensando en su libertad, se cae despedazado. Cuando se quedan a solas, la conversación se convierte en un auto lavado de cerebro. Mutuamente se dicen:
         La verdad es que son tan ricos que como no les vamos a echar una mano, si realmente estamos deseando de tenerlos con nosotros. No te das cuenta de lo que nos van a querer. Mira todo es cuestión de organizarnos, yo les hago la comida, les lavo y les plancho y tú me ayudas en los recados y vas a por Pepito al colegio y a las clases extras, cuando haga buen tiempo pues aprovechamos para sacar a Juanito a dar unos paseos a la que vamos al colegio a por su hermano. Ya verás que felices vamos a ser, total si lo que íbamos a hacer por ahí.
         No se dan cuenta de que han hipotecado su vida, ya no tienen tiempo ni de ir los dos juntos al médico aunque no sea más que a por las medicinas, han de hacer turnos si uno de los dos tiene alguna necesidad para no dejar solas y desamparadas a las criaturas. Después, llega el momento de las vacaciones estivales y en muchos de los casos, si por casualidad los abuelos tienen esa casita en el pueblo o el pisito que con tanto esfuerzo consiguieron comprar en la playa, ya no disponen de ello pues al coger los hijos las vacaciones acuden a ese sitio cual moscas al panal de miel. Si están los abuelos, se convierten en los criados de cuatro en lugar de solo atender a los niños y si no están y los dejan solos, cuando regresan a la que es su casa, han de entrar a saco con la limpieza, la reposición de víveres, de productos de limpieza y aseo, pues han agotado todas las existencias ya que para cuatro días que van no se los van a pasar haciendo compra y limpiando.
         Bien dice el refrán, “Padres jubilados, hijos con criados”, pero ese no es el final de la historia, además de estar atendiéndolos con todo el amor del mundo, tienes que escuchar reproches y charlas de que tú los estás mal criando, tú no sabes que eso no debe hacerlo el niño, que la comida hay que dársela de tal forma, que cantidades son las adecuadas, la siesta de tal a tal hora, el baño a cual.
         Yo me hago muchas veces una pregunta o varias mejor dicho:
         ¿Que clase de hijos tenemos? ¿Por casualidad son idiotas o es que se lo hacen? Parece que nadie ha tenido hijos antes que ellos.
         ¿Como hemos sido capaces nosotros de haberlos criado a ellos?
         ¿Como sin tanta estupidez, sin tantos caprichos, sin tanta revista informativa, hemos salido adelante y creo que con bastantes mejores resultados de los que ahora en algunos casos se ven?
         Dios nos pille confesados, ellos tan listos y nosotros tan tontos hemos sido capaces de hacer muchísimas más cosas de las que ellos hacen y harán, además nosotros no miramos nunca nuestro cansancio, lo prioritario eran las obligaciones para con ellos y para todos los que teníamos en casa con necesidades de atención. En su caso cuando ya no nos necesiten, debido a tantos quehaceres, estoy segura de que no tendrán ni un momento para ir a visitarnos a la residencia, que sin lugar a dudas es en el lugar donde terminaremos.
         Mientras tanto y en lo que estamos haciendo lo que estamos haciendo, cuando hablamos con alguien que está en nuestra misma situación, no limitamos a decir. “Nosotros somos muy felices con nuestros niños, son lo único que llena nuestra vida, si no fuese por ellos que íbamos a hacer ya a esta edad” En nuestro interior, no queremos reconocer que nos estamos nosotros solos engañando y que realmente tendríamos todavía muchas cosas por hacer.

         PILAR MORENO  4-8-2013