Los
abuelos de mi generación, han sido personas dedicadas por entero a su trabajo
los hombres y las mujeres salvo excepciones, se han dedicado siempre al cuidado
de la casa los hijos y cuando estos ya han estado creciditos y en edad de poder
manejarse por sí solos, han prestado su ayuda a sus padres ya ancianos hasta
que estos han desaparecido. En casi todos los casos es cuando ha llegado el
momento de pensar en esa ansiada jubilación, tan merecida después de estar
trabajando casi desde la niñez. No hay que olvidar que nos tocó vivir una época
difícil, en la que tan solo los privilegiados, o los que se sacrificaban podían
estudiar, muchos de ellos haciendo las dos cosas al tiempo.
Llegado ese momento, el matrimonio, se
dispone a tener sus vacaciones cuando les venga en gana, sin prisas, ir y venir
a su antojo y a donde les apetezca. Pues bien, es el momento en que los hijos
entran en juego y les plantean cuidar de los nietos. Papá, mamá, ahora que no
tenéis otra cosa que hacer, podíais quedaros con los niños, nos haríais un
grandísimo favor. Pepito ya no da guerra, va al colegio y solo tenéis que
recogerlo, darlo la merienda, llevarlo a las clases de inglés, los jueves juega
al futbol y hay que llevarlo y esperar allí las dos horas que está pues casi no
da tiempo a llegar a casa cuando hay que volver a por él. Juanito, ya sabéis lo
rico que es, es un cielo y buenísimo pero si lo llevamos a la guardería es un
dineral lo que nos cuesta y entonces tendríamos que prescindir de las
vacaciones, los sueldos no dan para tanto.
Es en ese instante cuando todo el
castillo que los abuelos habían levantado pensando en su libertad, se cae
despedazado. Cuando se quedan a solas, la conversación se convierte en un auto
lavado de cerebro. Mutuamente se dicen:
La verdad es que son tan ricos que como
no les vamos a echar una mano, si realmente estamos deseando de tenerlos con
nosotros. No te das cuenta de lo que nos van a querer. Mira todo es cuestión de
organizarnos, yo les hago la comida, les lavo y les plancho y tú me ayudas en
los recados y vas a por Pepito al colegio y a las clases extras, cuando haga
buen tiempo pues aprovechamos para sacar a Juanito a dar unos paseos a la que
vamos al colegio a por su hermano. Ya verás que felices vamos a ser, total si
lo que íbamos a hacer por ahí.
No se dan cuenta de que han hipotecado
su vida, ya no tienen tiempo ni de ir los dos juntos al médico aunque no sea
más que a por las medicinas, han de hacer turnos si uno de los dos tiene alguna
necesidad para no dejar solas y desamparadas a las criaturas. Después, llega el
momento de las vacaciones estivales y en muchos de los casos, si por casualidad
los abuelos tienen esa casita en el pueblo o el pisito que con tanto esfuerzo
consiguieron comprar en la playa, ya no disponen de ello pues al coger los
hijos las vacaciones acuden a ese sitio cual moscas al panal de miel. Si están
los abuelos, se convierten en los criados de cuatro en lugar de solo atender a
los niños y si no están y los dejan solos, cuando regresan a la que es su casa,
han de entrar a saco con la limpieza, la reposición de víveres, de productos de
limpieza y aseo, pues han agotado todas las existencias ya que para cuatro días
que van no se los van a pasar haciendo compra y limpiando.
Bien dice el refrán, “Padres jubilados,
hijos con criados”, pero ese no es el final de la historia, además de estar
atendiéndolos con todo el amor del mundo, tienes que escuchar reproches y
charlas de que tú los estás mal criando, tú no sabes que eso no debe hacerlo el
niño, que la comida hay que dársela de tal forma, que cantidades son las
adecuadas, la siesta de tal a tal hora, el baño a cual.
Yo me hago muchas veces una pregunta o
varias mejor dicho:
¿Que clase de hijos tenemos? ¿Por
casualidad son idiotas o es que se lo hacen? Parece que nadie ha tenido hijos
antes que ellos.
¿Como hemos sido capaces nosotros de
haberlos criado a ellos?
¿Como sin tanta estupidez, sin tantos
caprichos, sin tanta revista informativa, hemos salido adelante y creo que con
bastantes mejores resultados de los que ahora en algunos casos se ven?
Dios nos pille confesados, ellos tan
listos y nosotros tan tontos hemos sido capaces de hacer muchísimas más cosas
de las que ellos hacen y harán, además nosotros no miramos nunca nuestro
cansancio, lo prioritario eran las obligaciones para con ellos y para todos los
que teníamos en casa con necesidades de atención. En su caso cuando ya no nos
necesiten, debido a tantos quehaceres, estoy segura de que no tendrán ni un
momento para ir a visitarnos a la residencia, que sin lugar a dudas es en el
lugar donde terminaremos.
Mientras tanto y en lo que estamos
haciendo lo que estamos haciendo, cuando hablamos con alguien que está en
nuestra misma situación, no limitamos a decir. “Nosotros somos muy felices con
nuestros niños, son lo único que llena nuestra vida, si no fuese por ellos que
íbamos a hacer ya a esta edad” En nuestro interior, no queremos reconocer que
nos estamos nosotros solos engañando y que realmente tendríamos todavía muchas
cosas por hacer.
PILAR MORENO 4-8-2013