COBARDÍA
Malditas enseñanzas que
dieron,
malditos miedos que en el
cerebro metieron,
todo era pecado, nada de
libertad,
las palabras según cuales,
de la boca no deberían salir,
había que esperar que el
hombre se pronunciase,
por eso ese amor fue perdido.
Amor inmenso que toda la vida
ha durado,
ese amor que por miedo no
llegó a término,
tanto tiempo estando juntos y
cuando se decide,
un abrazo salido del corazón,
ese beso que traspasó hasta
la garganta,
caricias tiernas que recorren
todo el cuerpo.
Estando el cuerpo aún
ardiente,
repara en lo que puede esa
relación acarrear,
familias encontradas,
problemas por doquier,
un acto de cobardía puede más
que él,
decide en ese momento pedir
perdón,
tragarse sus elevados
sentimientos,
apartarse del ser amado de
por vida.
Maldita sea, esos miedos,
ella se doblega,
no lucha por lo que considera
suyo,
se resigna a la voluntad del
amado,
simplemente llora, se
desgarra por dentro,
nadie debe notarlo, es mucho
el daño sufrido,
tanto tiempo lo sucedido deseando
y,
ahora de golpe de reina a
mendiga,
si se lanza a suplicarle, a
declarar lo que siente,
lo que su corazón le dicta,
el amor que le profesa,
por ramera puede ser tomada y
su orgullo maltrecho.
Eso no se lo puede permitir,
que dirían las familias, que desfachatez
de niña,
no tiene vergüenza,
perseguirlo de esta manera,
de esta forma, un sufrimiento
eterno,
dos personas desdichadas,
pasados los años, matrimonios
descalentados,
y al final, sueños nunca
olvidados.
PILAR MORENO
28 septiembre 2015