martes, 24 de noviembre de 2015

EL EJEMPLAR CASTIGO

Era imposible luchar contra aquella rebeldía, ya no sabía Juan que método utilizar para que su hijo Javier volviese a la normalidad de la vida. Era un buen muchacho en el fondo, pero se rebelaba contra todo lo que sus padres le decían, parecía que estaba esperando a que Juan o su esposa María abriesen la boca para él ponerse hecho una furia. Todo le parecía mal, les decía que iban en contra de él, que sus amigos eran mejor comprendidos por sus padres, sin embargo Javier al ser hijo único, había sido un niño mimado, quizás en exceso, le habían dado toda clase de caprichos y el amor más grande que unos padres podían prodigar. Ya contaba Javier con quince años, cuando Juan se vio desbordado por las hazañas de su hijo, fue entonces cuando decidió ponerlo a trabajar en una obra como peón. Javier se lo tomó muy mal, decía que era la mofa de todos sus amigos, él un hijo solo y con posibles y a trabajar de albañil ¡Qué vergüenza! No duró una semana, se escapó con lo que le pagaron y anduvo desaparecido casi otra semana. Cuando el hambre y las incomodidades lo apretaron, volvió a casa y aunque no pidió perdón, si volvía cabizbajo y pensativo, entonces Juan volvió a remitirlo a las clases cotidianas y haciendo que de esa manera hubiese terminado el castigo. No tardó Javier en volver a las andadas, las faltas a sus obligaciones, las peleas con María cuando no le gustaba el menú que había en casa, las roturas de ropas si consideraba que no estaban a su gusto etc. etc. Las cosas se iban empeorando por momentos, la situación era insostenible. Incluso lo que no había hecho hasta ese momento, le pillaron en su dormitorio, pequeñas cantidades de hachís. Al ser preguntado por aquello, lo negó naturalmente diciendo que eso no era de él, lo habían puesto allí aposta para tener algo de que acusarlo. Cuando se vio ya muy pillado, dijo que habría sido la señora que iba a limpiar que lo tenía manía. ¿Qué hacer con aquel hijo? Como encauzarlo, quizás denunciándolo a la policía como últimamente se habían dado casos, pero ese buen matrimonio no quería verse involucrado en asuntos policiales y que en su día, cuando su hijo recapacitase y sentase la cabeza, pudiese verse perjudicado por las pillerías de un chico descerebrado en plena adolescencia. Después de muchas noches en blanco, Juan y María no sabían cómo atajar aquello. Una mañana al despertarse, Juan le comentó a su esposa, mira cariño, creo que he dado con la solución a nuestro problema, espero que Dios me ilumine y podamos salir de esta situación. Sin dudarlo un momento, se puso manos a la obra. Marchó de viaje a Sevilla y se dirigió al Monasterio de San Jerónimo de la Buenavista, en donde él había conocido a un monje hacía muchos años y del que no había vuelto a saber nada ya que se trataba de una orden de clausura. Una vez en el monasterio, pudo hablar con dicho monje a través de la celosía claro está, exponiéndole su problema. Este con mucha sabiduría y tranquilidad, como no podía ser de otra manera viniendo de una persona que se dedicaba al rezo y la meditación, le aconsejó que llevase a aquel lugar a su hijo, allí seguramente recapacitaría y vería la vida de otra forma. Sabría valorar todo lo que sus padres le habían dado y tendría que acostumbrarse sin protestas a la vida monacal que allí se vivía. Además, de allí no podría escapar pues todas las puertas eran rejas y de aquellos recintos nadie podía salir. Ellos le enseñarían una vida mejor. Tanta era la desesperación de aquel hombre, que al regresar a su casa, lo habló con su esposa y sin dudarlo, lo condujeron al monasterio. Le animaron a Javier, explicándole que allí iba a vivir una vida diferente y que le enseñarían valores morales, los cuales ellos se veían incapaces de conseguir. Estaría guiado en todo momento por el Padre Antonio, muy amigo de Juan en su juventud y no se vería solo, al contrario tendría muchos compañeros con quien compartir las vivencias, serían por descontado diferentes a las seglares pero en el fondo mucho mejores. Javier, no puso objeción, era una cosa nueva para él que era lo que le gustaba, experimentar y como allí podría seguir estudiando, lo aceptó. Cuando llegaron al Monasterio, el Padre Antonio, habiendo sido dispensado para tal momento, salió a recibirlos, habló con Javier y lo hizo pasar a la sala de visitas, le dijo que se despidiese de sus padres y desapareció con él hacia dentro del convento cerrándose tras ellos las rejas. Juan y María volvieron hasta su ciudad con gran congoja por haber dejado allí a su querido hijo al que casi habían engañado para encerrarlo. Cuál fue su sorpresa, que al cabo de unos días recibieron una carta de Javier, diciéndoles que estaba encantado, que nadie le molestaba pues todo era silencio y que estaba aprendiendo mucho. Pasaba el tiempo y las cartas se iban distanciando, pero las pocas que recibían siempre eran en la misma línea, allí se encontraba feliz. Esos padres que pensaron que encerrándole en aquel Monasterio le iban a dar un castigo ejemplar, habían conseguido que su hijo en poco tiempo se convirtiese en un ferviente monje de clausura. El castigo había sido prodigioso. PILAR MORENO 17 noviembre 2015

viernes, 20 de noviembre de 2015

ME ARDEN LAS ENTRAÑAS

Me arden las entrañas por tanto dolor sembrado
me arden las entrañas por tanto dolor causado
me arden las entrañas al escuchar el nombre de Dios
mucho más me arden si de verdad Dios
manda masacrar personas inocentes.
El Dios en el que creo, es Amor, Bondad y Perdón
pide que nos amemos como él nos ama
Y respeto para nuestro prójimo.
Qué Dios es ese en el que los asesinos creen
les ofrece el paraíso si se inmolan
pero han de llevarse a muchos infieles por delante
Flores, velas y rezos en el lugar de las matanzas
eso, no resucita los muertos,
muertos de todas las edades y condiciones
Cómo me arden las entrañas
de ver toda esa injusticia
igual que me arden las entrañas a fuego vivo
todos los asesinos deberán arder por los siglos
en las llamas del infierno.

PILAR MORENO


martes, 17 de noviembre de 2015

EL BANDOLERO CAPELLAN

En un pueblo de la ribera del Tajuña, vivía un capellán bandolero que se dedicaba a robar a los ricos para darles el botín a los pobres. En aquella época no era el único fueron varios bandoleros los que se dedicaban a lo mismo, pues consideraban una gran injusticia que unos nadasen en la opulencia y otros pobres no tuviesen un trozo de pan que llevarse a la boca. Don Celedonio, que así se llamaba el capellán, cometía sus tropelías por la noche, cuando nadie pudiese verlo ni saber quién era. A unos les robaba una gallina, a otros un cordero, a cada uno lo que veía que menos daño le pudiese hacer por tener más de su especie. Por la amanecida, cuando él ya estaba tranquilo en su casa y había dejado en la puerta de cada pobre lo que él consideraba que le correspondía, escuchaba los gritos de los ricos vecinos alborotar, pregonando cada uno lo que le había sido sustraído por la noche, entonces, no tenía ningún reparo en unirse a ellos con la intención de dar caza al ladronzuelo y así terminar con aquella tanda de robos que cada vez estaba siendo más numerosa. Nadie por supuesto sospechaba de él, tenía que aguantar sin decir palabra las blasfemias, irreverencias, vituperios que cada uno soltaba por su boca y lo más que decía era “hijos, tened paciencia, el Señor no tiene la culpa de lo que a vosotros os ocurre”. Recemos para que los ladrones dejen de hacer de las suyas, ya veréis como dentro de poco las cosas se calmen y todo volverá a la normalidad. Pero la verdad es que los tenía ya hartos con tanta paciencia hermanos y tanto rezo que a la postre no resolvían nada. Después de mucho tiempo, la Felisa, mujer avispada donde las hubiese, decidió por su cuenta y sin comentárselo tan siquiera a su marido el Genaro, hacer guardia en los establos, pues cada cordero que les robaban, valía unos cuantos reales y no estaba dispuesta a continuar con sus pérdidas. Fue entonces cuando descubrió a Don Celedonio, vela en mano, acercarse muy sigiloso a los corrales y con mucha destreza, atrapar varias gallinas, a las que in situ retorcía el pescuezo y a dos corderos, que nadie se explicaba como lo hacía para que los animales no balasen y nadie pudiese escuchar ningún ruido en la soledad de la noche. Cuando los sacaba del lugar, ya estaban muertos y con el mismo sigilo que había entrado, salía con su carga en las manos y se disponía a hacer el reparto a las familias que esa noche les correspondiese. Fue entonces, cuando La Felisa, salió de detrás de una viga y con una horquilla, lo pinchó por la espalda y este retorciéndose de dolor, cayó al suelo dejando junto a su cuerpo el material robado. A los gritos y quejidos de D. Celedonio, se despertaron varios vecinos, acudiendo al lugar con palos y farolillos para ver de lo que se trataba. Una vez descubierto todo el pastel, comenzaron a insultarlo, amenazarlo con lo que le iban a hacer, pero el capellán era de armas tomar, en ningún momento se amedrentó, es más, les retaba y le dijo que no tenían lo que tenían que tener los hombres para atacarle, él era un hombre de Dios. Fue entonces cuando casi tambaleándose por el daño que la Felisa lo había hecho, salió a la calle protestando y diciéndoles que si ellos fuesen más caritativos, él no tendría que haberse involucrado en esa hazaña. El Cipriano, que era el boticario, lo llamó sinvergüenza, ladrón, estafador y todo lo que se le vino a las mientes. Él contestaba a todo lo que le decían con algo un poco más gordo, hasta que se volvió hacia el boticario y le dijo tú, no eres hombre has nacido de una ramera y no mereces vivir. Cipriano echó mano al cinto y sacando su trabuco le dio un trabucazo en la frente entre ceja y ceja. Así termino la vida del capellán Bandolero. PILAR MORENO 10 Noviembre 2015

sábado, 14 de noviembre de 2015

DECEPCIÓN
Amor eterno nos juramos
jamás en la vida, vivir separados
dos bodas perfectas y un hijo en común
así lo confirmaron;
en un pedestal te puse,
encumbrado en lo más alto,
temblando al suelo caíste
haciendo añicos lo jurado;
un día saliste, en silencio de mi lado,
¡Cuánto daño hiciste!
dejando soledad, sollozos, desengaños;
con el tiempo vuelta diste
con falsedades y perdones,
mi corazón ablandado,
los brazos volví abrirte
un fallo cualquiera tiene
demos todo por olvidado;
volviste a las andadas,
condonación ya no te he dado,
¿Cómo se puede caer tan bajo?
¡qué bajito¡  ¡que bajito¡
por el suelo arrastrado.


PILAR MORENO     A Puri con todo mi cariño 13 Noviembre  2015

domingo, 8 de noviembre de 2015

LOS REFUGIADOS

LOS REFUGIADOS

Mientras dormía
vi aparecer a Dios
pregunté:
¿por qué ?
Dios no me respondió
¿por qué tanto mal en el mundo?
Dios no me contestó
¿somos tan malos tus hijos,
los hijos de tu creación?
por su rostro rodó una lágrima,
–¡Por caridad! Responde, le grité yo.
Con los ojos llenos de agua
Dios  desapareció.

PILAR MORENO 5 Noviembre 2015



martes, 3 de noviembre de 2015

EL OTRO DON JUAN

Demasiados Don Juanes existen en esta vida, a unos se les conoce rápidamente y a otros cuesta más trabajo. Hoy voy a hablaros del Don Juan que yo conocía, al igual que el de Zorrilla, era un truhan de mucho cuidado, pendenciero, galán, aventurero, rico, mujeriego, un bravo español, que con su palmito dejaba locas a todas las mujeres que a su lado paraban. Dicho caballero, no hacia remilgos a cualquier tipo de dama, ya fuese soltera, casada o viuda, para él todo lo que se moviese con faldas le valía. No dudaba en requebrarla y si era posible poseerla, con el solo fin de pasar un buen rato. Pasó media vida haciendo de las suyas, pero como se suele decir, a cada gorrino le llega su San Martín. Juanito para los amigos, trató de enamoriscar a una jovenzuela con engaños y ardides y ella lo creyó, era guapa a rabiar, con grandes ojos verdes, rubia como el trigo, con una melena que le caía por su espalda hasta donde la misma pierde su digno nombre, esbelta con una figura que parecía una modelo. Fue a cortejarla en varias ocasiones con el fin de aprovecharse de ella, pero… lo que él no podía imaginar es que se iba a terminar enamorando de ella cual becerro. Entonces las cosas cambiaron para Juanito, iba a visitarla casi todos los días, ya no hacía burlas de ella con los amigotes y solo pensaba en pasar el mayor tiempo con ella, incluso se planteó el pedirle matrimonio. No hubo pasado demasiado tiempo, cuando sus pensamientos se convirtieron en una obsesión por la muchacha y decidió pasar a la acción. Hablaría seriamente con su padre y fijarían si el consentía la fecha de la boda. Se presentó ante el padre y le expuso sus intenciones, el buen señor, observando el grandísimo interés que Juanito tenía por su bella hija, no puso ningún obstáculo, simplemente le dijo que ese asunto aunque a él le parecía bien, lo tenía que determinar su hija. Juanito firmemente habló con ella y esta accedió a contraer matrimonio con él, pero debía de pasar un tiempo prudencial hasta que ella hubiese solucionado unos asuntos que tenía pendientes. El enamorado no puso ningún impedimento, sería lo que ella desease. Pasó el tiempo solicitado, prepararon el enlace con toda ilusión y llegó el día tan ansiado por Juanito. Se había hecho así mismo la promesa de no volver a mirar a ninguna mujer que no fuese la suya, no volver a reírse o hacer pillerías con la primera que se le pusiese por delante, sería un marido fiel hasta el fin de sus días, era lo que le dictaba su corazón. Llegó el día del enlace y todo salió a pedir de boca, era la novia más bonita que jamás se hubiese visto. La ceremonia preciosa, el banquete suculento y fastuoso, solo quedaba quedarse a solas con ella y consumar el matrimonio. Había sido un noviazgo a la antigua usanza exigido por ella. Quería llegar virgen al matrimonio, Juanito harto que estaba de tantas y tantas mujeres poseídas e incluso violadas en sus hazañas, consintió a sus deseos. Una vez hubieron llegado al tálamo nupcial, estaba loco por hacerle el amor cuanto antes, entonces comenzó a acariciarla por todo el cuerpo y cuando llegó a tocar su sexo, se encontró con un príapo (falo) de medidas insospechadas. ¡Qué mala jugada le había preparado el destino! No era posible que a él le hubiese ocurrido aquello, el que estaba tan acostumbrado a hembras de todo tipo. En ese momento a Juanito le dio un infarto quedando tendido en el lecho. PILAR MORENO 30 Octubre 2015
EL AMANTE

Impaciente espera su llegada
para amarle intensamente,
no se hace esperar,
sobre el lecho
recorre su cuerpo,
tanteando cada milímetro de piel,
con avidez absorbiendo sus fluidos corporales.
Un éxtasis emparejado culmina el ardor,
un descanso breve;
busca de nuevo su cuerpo.

PILAR MORENO  2 Noviembre 2015




LA PALOMA

En el alfeizar de mi ventana
una paloma se posó,
abrí para darle pan y ella me contó,
no quiero comida, solo hablarte de amor.
Ese a quien tú adoras,
ya te dejó,
alas le crecieron en el alma y
muy lejos voló;
al cruzarme en su camino
muy clarito me habló,
dile que no sufra,
que parto a un sitio mejor.
No tenga penas mi amada,
mi partida no nuble su mente,
paz en su vida,
ternura en su corazón,
que vaya donde vaya,
lleve el recuerdo de nuestro gran amor.

PILAR MORENO  31 Octubre 2015



EL TIEMPO PASA

Pasa el tiempo sin piedad
haciéndonos vulnerables a todo,
cuerpo, mente, sentimientos,
no da una tregua para continuar.
Dónde fueron los encuentros furtivos,
qué fue de aquellos momentos de amor,
dijimos todo sin palabras
gozamos como niños en cualquier rincón.
Más el tiempo pasa
insensible a nuestros deseos,
ya nada queda, solo recuerdos,
vagos recuerdos
de delectación inconmensurable.
El tiempo nos ha dejado vacios,
las mentes apenas se permiten el recuerdo,
ingrata la vida,
desconsiderado el tiempo.

PILAR MORENO  31 octubre 2015