Cuando las golondrinas comienzan a formar sus nidos,
es señal inequívoca de un verano caluroso,
anuncian con sus trinos las largas tardes de estío
revoloteando alrededor de los tejados,
con sus piquitos cargados de cieno y paja
para formar sus nidos en los aleros,
cuan alegres y trabajadoras son
da gusto verlas a la caída de la tarde,
cuando comienza a amainar el calor,
ir y venir con sus cargas, depositándolas
con todo su amor sobre la pared escogida,
observándolas, nos damos cuenta de lo poco
que tardan en formar lo que va a ser su hogar,
donde van a depositar los huevos
para muy prontamente sacar sus polluelos,
curioso es ver como los mismos
abren los cascarones, saliendo a la luz,
comenzando su andadura por la vida,
abriendo sus piquitos hambrientos
a la espera de que sus progenitores,
les hagan llegar el ansiado alimento,
pasa el tiempo correspondiente y
los padres comienzan a dar clases de vuelo
a sus pequeños polluelos,
han formado una familia que cuando llega
el solsticio de verano, emprenden todos juntos
el vuelo, emigrando a tierras más calientes
para pasar el frio invierno y
regresando al año siguiente,
para comenzar un nuevo ciclo de vida.
PILAR MORENO
19-junio-2016
