En Noches de desaliento
bebí mis sueños frustrados,
enjugue en blancas sábanas
lágrimas de desespero,
brotaba mi llanto a borbotones
por el amor perdido,
te convertiste en un profundo
bosque,
alto e inalcanzable como la
montaña,
suave como el sol al atardecer,
no pudiste ya jamás pisar la
hierba,
ni escalar las piedras que tanto
te gustaban,
ni sentir nunca más el olor de
las flores,
pero… sigues viviendo en mi interior.
PILAR MORENO
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