Según el criterio establecido, Doña Saturnina, la madre de
Covadonga, quedó a cargo de los pequeños al haber fallecido su madre. Gonzalo,
el padre, tenía todos los derechos sobre sus hijos, pero viviendo lejos
prefirió dejar a su suegra el cuidado de los niños, sobre todo en los primeros
tiempos.
El pequeño Alonso tan chiquitín debía
de ganar unos meses antes de hacerse cargo de él. Como hombre y aunque adoraba
a sus hijos sabía que estaban mejor al cuidado de la abuela. Pasado un tiempo
los volvería a su lado y con ayuda de Petra la nodriza, los educaría y les
sacaría adelante. Quería para ellos una educación con arreglo a los tiempos en
que vivían y les iniciaría en los idiomas lo antes posible, pues él sabía que
teniendo varios idiomas a sus espaldas sería muy fácil poder ganarse la vida y
caminar por ella sin dificultades.
Según lo había pensado, cuando contaba
Alonso un año de edad, fue a buscarlos a Pendueles y con el dolor de sus
abuelos, se los llevó a la capital para comenzar la educación de los niños.
Podrían verlos siempre que quisieran e incluso ir a vivir con ellos a la
ciudad, cosa que por el momento no era viable pues tenían muchos animales que
cuidar y campos que atender, pero de todas formas harían todo lo posible por
estar cerca de los niños cuantas más veces mejor.
Desde que volvieron a vivir con su
padre, los niños ya comenzaron su educación. Pelayo, el mayor, comenzó el colegio
que por edad ya le correspondía. Alonso por el momento quedaba en casa al
cuidado de Petra, la cual, al saber inglés y francés, le hablaba al pequeño en los
distintos idiomas para que fuese tomando contacto con ellos, consideraba, con
el apoyo del padre de que cuanto antes empezase a familiarizarse con ellos
mejor sería para el bebé. Cuando recogía del colegio a Pelayo, hacía lo mismo
con él, por lo que el niño enseguida comenzó a pronunciar palabras en esos dos
idiomas.
Alonso era un niño muy despierto, iba
pasando el tiempo y cuando comenzó a decir sus primeras palabras, las decía
tanto en español como en francés o inglés. Para él era una gran ventaja que su
Tata le hablase en cualquiera de ellos.
Este niño prometía y aunque su hermano
también era un niño inteligente, Alonso tenía algo especial que a su padre le
hacía poner muchas esperanzas en su futuro.
PILAR MORENO
5 octubre 2017
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