miércoles, 22 de noviembre de 2017

AGUA DE LLUVIA



          Todo era paz y tranquilidad en aquel pueblo, los paisanos vivían del ganado, sobre todo de las vacas, la leche de estas era vendida a buenos precios así como los terneros que parían. Era una carne blanca muy cotizada ya que eran criadas totalmente con hierba natural de los pastos de la alta montaña palentina. Muy cerca de los Picos de Europa aquellos terrenos siempre estaban verdes por lo que jamás les faltaba buena alimentación.
         Siempre estaban sueltas por los grandes prados en tan largas temporadas que iban desde marzo finales hasta prácticamente primeros de noviembre, nunca las recogían hasta que llegaba ese mes y después cuando las estabulaban, su alimento seguía siendo el mismo pues en otras tierras habían sembrado paja que a finales de verano segaban y guardaban en los pajares para que lo comiesen durante el tiempo de invierno.
Aun haciendo mucho frío había días que las soltaban al campo unas horas y curioso era ver que, con solo un silbido del vaquero, volvían ellas solas de los prados y se dirigían directamente cada una a su cuadra. Nunca se confundían, parecía mentira, aunque fuesen todas iguales y las cuadras parecidas nunca se metían en casa de otro vecino. Únicamente no se las soltaba cuando caían las nevadas impresionantes que en muchas ocasiones cubrían prácticamente las casas por completo. Eso eran nevadas más de tres metros.  Para poder salir debían acceder a los tejados y desde ellos comenzar a retirar la nieve. Allí se paralizaba todo, no había escuela, no se podía ir a los campos. En esas circunstancias, siempre tenían las despensas bien llenas y buena leña para las lumbres pues era imposible salir al exterior de las casas.
Era un terreno en el que la nieve hacía su aparición y duraba mucho tiempo por eso las lluvias no las echaban de menos. Al principio del otoño solía llover, pero con mesura, pero ese año caía con más intensidad que en otras ocasiones. Los paisanos no se quejaban pues el año anterior habían padecido una gran sequía e incluso la nieve había sido escasa, cosa muy rara por esos lugares. El agua de lluvia iba cayendo cada vez más fuerte, incluso se desató una tormenta tremenda de rayos y truenos. Granizaba con fuerza, aquello estaba convirtiéndose en un diluvio. De pronto, escucharon un ruido ensordecedor y cuando se asomaron a ver lo que estaba sucediendo, vieron con asombro como el techo del establo había caído sobre las vacas, matando a dos de ellas.
Eso era un auténtico desastre, una tremenda pérdida, pues para ellos era su sustento. Mientras miraban con asombro el suceso, de pronto un gran torrente de agua atravesó la cuadra, arrastrando a su paso tanto a las vacas que habían muerto como a las vivas, los cerdos y de paso también a ellos.
El arrollo que atravesaba el pueblo se había convertido en un gran río, parecía el Amazonas e iba tragándose todo lo que a su paso encontraba. Todos los vecinos padecieron parecidos desastres y flotaban sobre las aguas tanto los paisanos como los animales. Los hombres pudieron salvar la vida, pero fueron bastantes los animales muertos. No duró mucho ese temporal, apenas duró tres o cuatro  horas, pero las perdidas en el pueblo fueron de gran calado económico.
A todos les parecía increíble que el agua de lluvia hubiese podido hacer semejante fechoría.

                    PILAR MORENO 22 noviembre 2017


  

jueves, 16 de noviembre de 2017

¿QUIÉN MATÓ AL POETA?



         Los hechos acaecidos produjeron en mí una inmensa tristeza. Yo había conocido al poeta cuando era más joven. Un hombre afable, entrado en años, pelo cano y tez morena, enjuto y bien parecido. No era el típico poeta de pelo largo como solemos tener en la mente.
          Este hombre había padecido los rigores de un encierro en una de las cárceles en el transcurso de una contienda civil, pero no por ello dejó de escribir, al contrario, de ahí salieron a escondidas los más bellos poemas de su etapa de reclusión.
          Yo lo conocí, cuando ya estaba en libertad y fue una persona que nunca mantuvo el rencor por lo que le habían hecho pasar, pero en su forma de hablar se notaba el sufrimiento padecido en sus carnes y en los familiares que se encontraban al otro lado de las rejas.
          Los poemas escritos a su esposa y a sus hijas decían entre líneas todo el amor y la desesperanza que sentía de no poder estar a su lado. Un amigo íntimo de su juventud me contaba con gran respeto hacia él, que no había visto hombre más enamorado de su esposa desde que la conoció y que cuando salió de su reclusión y la vio tan estropeada y delgada, que se hecho en sus brazos llorando como un niño, diciendo que nunca se perdonaría los sufrimientos y las penurias que por su culpa había tenido que pasar.
          Antes de la contienda, vivían desahogadamente, en un hogar de clase media, aunque gastaban con mesura ya que dependían de un sueldo de maestro que era a lo que él se dedicaba. Su esposa también ejercía este oficio y con los salarios que obtenían criaron a sus dos hijas dándoles estudios y todo lo que podían. Eran una familia ejemplar, pero llegó la guerra y todo lo fastidió. Las hijas tuvieron que ponerse a servir al igual que su madre y daban gracias de que a ellas no las hubiesen encerrado por ser la familia del poeta.
          Iba transcurriendo el tiempo y claro está su oficio de maestro ya no pudo volver a ejercerlo. Con lo que escribía, aunque eran verdaderas maravillas, no le alcanzaba para nada. Le solicitaban algún artículo para periódicos de tirada diaria, pero, aunque eran muy buenos lo que le pagaban era una auténtica miseria. Debido a ello, las hijas tuvieron que seguir trabajando de criadas, aunque en buenas casas, pero no era lo que él había querido para ellas. Pasaba el tiempo y su situación no se resolvía a su favor, por el contrario, su mujer enfermó si se fue apagando como una vela hasta que sucedió el óbito. Cuanta pena en ese hombre. Su amor incondicional se había ido para siempre. ¿De que servía ya seguir esforzándose?
          Cada vez escribía más poemas, ahora todos eran de amor dedicados a la mujer que fue su vida. Seguía lamentándose de su pérdida y no sabía que hacer sin ella. Realmente fue un amor apasionado de los que duran toda la vida y aún después de ella.
          Él poco a poco, fue perdiendo el apetito y las ganas de vivir, sus agradables conversaciones, ya no tenían otro tema que no fuese la marcha de su esposa. Su deterioro fu haciéndose latente y todo el que le trataba pensaba que pronto dejaría este mundo para reunirse con su amada.
          Así fue, solo dos años les separaron. Al morir en su rostro se quedó marcada una sonrisa que todos creían que era de gozo al haberse reunido con ella.
          Para mí, quedó muy claro, que quien mató al poeta, fueron las circunstancias de una cruel guerra, la cual le arrebató su feliz vida y como consecuencia se llevó a quien más quería, su esposa.

                    PILAR MORENO 16 noviembre 2017

 

            

PRIMIGENIO, ESTEREOTIPO Y SUPERFLUO



Vagando por la ladera de aquel monte, me consideraba un tipo primigenio, nunca había subido tan alto y en esa ocasión por que lo había hecho? Todo el mundo hablaba muy bien de la sierra madrileña, yo nunca la había pisado y con la disculpa de pasar un día en la montaña me acerqué hasta el alto de Navacerrada. Iba yo solo en mi pequeño utilitario, no quería que nadie viese lo torpe que era manejándome por las cuestas y menos si tenía algún tropezón o me escurría que sería lo más probable, desde pequeño había sido torpe en mis andares y no es que tuviese algún defecto, simplemente no había salido de la ciudad.
Todavía era muy joven y las circunstancias de mi vida no me habían permitido ciertos lujos. Ahora que con mi esfuerzo y el salario que recibía en mi trabajo, comenzaba a darme pequeños caprichos. El primero de todos fue comprarme un pequeño vehículo de segunda mano, con el que poder transportarme por dentro y fuera de la ciudad ya que nunca había salido de sus límites, es decir los barrios a los que llegaba el transporte público es a lo más que yo había llegado. Ahora me proponía ir conociendo los alrededores de Madrid, poco a poco, cada día de fiesta salir a algún sitio de los que tanto hablaba la gente.
El Puerto de Navacerrada me pareció una maravilla, aquella ladera llena de pinos, ese aire tan puro, la vista de los esquiadores deslizándose por las pistas, los telesillas repletos de personas dispuestos a dejarse caer con sus esquíes desde lo más alto. Nunca lo hubiese imaginado así por mucho que me explicasen, tampoco por las postales que había visto, aquello me pareció un estereotipo. Eran únicas las vistas, me sentía atraído por el paisaje. Nunca me hubiese marchado de allí.
Paseé todo lo que pude, aunque hacía bastante frío, lo miraba y remiraba todo con auténtica expectación. Para comer me había preparado un buen bocadillo, pero con todo lo que había caminado seguía teniendo hambre. Volví despacio recreándome en lo que mis ojos divisaban, hasta el parking donde había dejado mi coche. Fue entonces cuando me encontré de frente con una cafetería llamada Arias y pensé que no sería un gasto superfluo, el entrar en aquel lugar tan típico. Pensaba tomar un café bien calentito para entrar en calor, pero cuando estaba dentro del establecimiento, un amable señor me dijo:
- ¿Qué va a ser? ¿Un chocolate con picatostes? 
No tuve más remedio que responder que sí, aquello era una tentación, todo recién hecho, calentito con el frio que llevaba sobre mis hombros, el olor que aquel lugar desprendía y el apetito que yo llevaba. Pensé esto me va a resucitar igual que si estuviese muerto. No voy a explicar lo que sentí una vez que lo había tomado. Eso sí lo hice bien despacio para condurarlo pues además de caliente aquello estaba delicioso.
No creo que tarde en volver, después del maravilloso día que había pasado a pesar de ir yo solo. Y es que muchas veces para admirar ciertas cosas bellas no se necesita a nadie, así se concentra uno mejor y lo disfruta a sus anchas.


                    PILAR MORENO  10 noviembre 2017

ALONSO Y SUS ESTUDIOS


El tiempo había pasado casi sin darse cuenta. Alonso dudaba en qué carrera comenzar sus estudios superiores. Era muy importante hacer lo que a él más le satisficiera y después de hacer una gran reflexión, llegó a la conclusión de que debía hacer alguna en la que de forma muy importante pudiese ayudar a los demás tal y como en sus peores momentos lo había hecho su amigo el armenio con él.
          Es por eso que decidió comenzar medicina, de esa forma podría curar a los pacientes el cuerpo y si las notas al terminar la carrera le permitían acceder a la especialidad que quisiera, escogería sin duda psiquiatría. Debía de ser muy interesante acceder al cerebro y los pensamientos de los demás con la única intención de poder ayudarles a recobrar la cordura y ponerles en el camino más adecuado en la vida.
          Llegado el momento comenzó la universidad y con ello las intensivas clases que él se tomaba tan al pie de la letra que su padre, Don Gonzalo, decidió regalarle una clepsidra, con el objeto de que no se le olvidasen las horas de comer y de cenar pues se encerraba en su habitación entre libros y se olvidaba de todo lo demás.
          Era difícil, él nunca había tocado ningún tema semejante, pero dentro de su cabeza había algo que le decía adelante, sigue, no te rindas. Había veces que, en su interior, pensaba en Covadonga, su madre, que murió al traerlo a él al mundo y pensaba, tengo que estudiar mucho para que situaciones como aquella no se repitan. Su especialidad no tendría nada que ver con aquello, pero un médico siempre sería un médico y vidas se pueden salvar de muchas formas.
          Cuando expresaba su deseo de especializarse en psiquiatría, todos le decían que era muy compleja esa especialidad y que los locos eran muy difíciles de tratar pues podían engañarle con facilidad. Nunca se podría saber si de verdad estaban locos o se lo hacían. Alonso respondía siempre que eso no era así y si lo era había que tener clemencia con ellos y tratar de entenderlos. A todos nos gustaría que nos entendiesen y nos tratasen como personas normales, aunque si nos ponemos a pensar con tranquilidad, a que es lo que llamamos una persona normal. Todo depende de lo que cada uno considere, aunque siempre hay unos cánones, por los que la mayoría nos regimos.
PILAR MORENO 1 noviembre 2017
         


  

LOS CUATRO ÁNGELES



Soñando me encontré
cuatro ángeles a mi vera venían
uno acariciaba mi pelo
otro bien abrigaba mi cuerpo
otro colmaba de besos mi cara
y el cuarto enlazaba mis manos
al tiempo que enjugaba mis lágrimas
nunca tan bien me sentí
ni tan bien acompañada
los cuatro ángeles de mi vida
que han robado mi alma
solo un sueño fue
cuanta dicha y ternura
que al despertar la mañana
hubiese querido
que ese sueño nunca terminara.

PILAR MORENO 6 noviembre 2017





UNA HORA SIN SEGUNDOS


      Aquel diván parecía mágico. El armenio tenía algo en su voz y en su forma de proceder, esas palabras tan dulces, sosegadas. Su extraño lenguaje parecía sacado de una narración de las mil y una noches. Todo lo que le decía a Alonso como respuesta a lo que éste le preguntaba, sonaba como un bálsamo y la sensación que recibía era como si lo estuviese dando un suave masaje a lo largo de su cuerpo.
          La realidad es que desde que estaba en manos de aquel hombre, Alonso había mejorado muchísimo. Casi no recordaba nada de lo sucedido en la playa de Buelna, las pesadillas habían desaparecido por completo. Él sabía lo mal que lo había pasado, pero, ahora se encontraba realmente bien y aun sabiéndose curado, quería seguir acudiendo a aquella consulta que le reportaba paz en su interior. No sabía lo que aquel hombre hacía en su cerebro tan solo con palabras, pero en su interior se encontraba extraordinariamente bien. Había influido también en su forma de ser, le ayudaba en el comportamiento con las demás personas. Había perdido la timidez que tenía, era mucho más abierto con la sociedad. En general había aprendido comportamientos que, aunque los anteriores eran muy buenos, ahora se había convertido en un joven muchacho que más parecía un hombre ya formado y dispuesto a comerse el mundo.
          El armenio y él pasaban muchos ratos hablando, aunque no fuese como consulta, ese hombre le estaba enseñando muchas cosas interesantes de su tierra natal. Alonso había despertado en él un afecto de amistad, lo consideraba casi como a su hijo y como a él le encantaba escucharle estaba aprendiendo tanto que sin haber estado nunca en Armenia, parecía que conocía los rincones que el psicólogo le iba describiendo como si los hubiese visitado varias veces.
          De cuando en cuando, le hacía tumbarse en el diván para no olvidar la consulta por la dolencia que allí conducido. Recordaban cosas y el doctor se daba cuenta de que aquello había desaparecido ya. Un día que se tumbó en el diván, Alonso no recuerda como sucedió, comenzaron a hablar y él tan imbuido estaba en lo que el armenio le decía, que sin darse cuenta se quedó traspuesto. Cuando despertó al darle el doctor un toquecito en un brazo, descubrió que había pasado una hora de tiempo en la que no había habido minutos. Realmente había pasado tan rápido para él ese tiempo que pensó que no había pasado ni un solo minuto.
Fue aquel día, cuando el armenio dio por finalizada la consulta. No obstante, siguieron con una gran amistad que duró muchos años, es decir hasta que el armenio falleció como es natural ya que era mucho mayor que Alonso.

PILAR MORENO 25 octubre 2017
         

          

miércoles, 1 de noviembre de 2017

DONDE ESTAS OTOÑO



Veo frondosos árboles si me asomo al balcón,
sus hojas, deberían ser de diversos colores,
por el parque bajo la suave luz de las estrellas,
no percibo bajo mis pies las silentes hojas caídas
formando una alfombra multicolor
has olvidado tu trabajo?
no huele a tierra húmeda, el bisbisear de la
suave lluvia no se escucha,
el abanico de colores formado por paraguas
cobijando los cuerpos de los viandantes ha desaparecido,
hace tiempo que deberías haber estado con nosotros pero
donde te has metido?
Acaso no sabes que te echamos de menos
si no cumples con tu obligación
que será de nosotros seres vivos
la impronta de tu ausencia se hará palpable,
llegará tu sucesor, el invierno
la labor que tu no has hecho
habrá sido tiempo perdido, será irrecuperable,
cada uno tenéis una misión
la tuya vaciar los árboles y plantas de sus hojas,
llenar los ríos y pantanos de aguas claras,
la suya cubrir las altas montañas de blancas nieves
pero si tu no has dejado antes la precisa humedad
ellas pasaran de largo haciendo así un país más seco y pobre
estás interrumpiendo el ciclo de vida
todo se está atrasando y cuando llegue
el tiempo de la primavera, que hará ella?
si no tiene preparado el terreno
quizás tampoco sepa como adornarnos
con sus preciosos coloridos, sus maravillosas flores
alargando la duración de sus días
dando poco a poco, paso a paso al verano
volviendo a ser este seco y caluroso al extremo,
así llegaremos otra vez a ti
esperando hayas recuperado tu sentido común
cumpliendo con las normas y el mandato que Dios te dio.

PILAR MORENO 1 noviembre 2017