domingo, 18 de noviembre de 2018

SOBRE EL HENO




      En la montaña palentina, cerca ya de los picos de Europa, diversos pueblos con pequeña población sembraban heno para una vez segado; recogerlo y guardarlo en los pajares; de ese modo tenían alimento para sus animales, principalmente vacas, durante todo el invierno.
       Es una ardua tarea, trabajaban con mucho empeño cada familia en sus campos; una vez segado, no podían permitirse que, estando ya seco, una tormenta, lo mojase y lo echase a perder; húmedo sería imposible guardarlo.
       Mucho era el valor que tenía ese heno para los pobladores de esos pequeños pueblos, era lo que tenían para dar de comer a sus animales en los rudos inviernos que por esas tierras se daban.
       Marcelo, trabajaba de sol a sol, para cuanto antes recoger todo lo segado y guardarlo en su pajar. Lo tenía lleno a rebosar, lo miraba y para el era como mirar un gran cargamento de oro, se sentía orgulloso de lo que aquel año había recolectado. Había sido un buen año y no había tenido apenas desperdicio. Sus animales lo agradecerían; y si por lo que fuese no los pudiesen desestabular durante un tiempo, estaba seguro de que hambre no iban a pasar.
       Carmenchu, la hija de un campesino de un pueblo cercano andaba enamorada de Marcelo desde hacía tiempo y éste por temor al padre de la niña no se atrevía a cortejarla; era bastante más joven que él y sabía de sobra que la relación no sería bien vista por el tío Carrasca que es como llamaban al padre de Carmenchu. Pero esta no dejaba de perseguirlo, se había convertido para ella en una obsesión; debía hacerla caso a toda costa, no importaba de la manera que fuese, pero ella quería conseguirle a cualquier precio.
       Marcelo se encontraba un día, subido en el pajar colocando mejor el heno pues todavía le quedaban algunos carros por meter y cuanto mejor colocado estuviese más cantidad entraría, sino debería guardar el resto en un almacén que tenía junto a la cuadra y aunque allí guardaba siempre lo primero que gastaría; a pie de calle no le gustaba tener demasiado almacenado, el entrar y salir de allí estando todo lleno, era incómodo ya que era también el cuarto en donde se guardaban los aperos. De pronto a su espalda vio una sombra, no se asustó pues era hombre bragado, pero, si se extrañó de que allí arriba hubiese alguien sin él haberse dado cuenta. Cuando se volvió con la horca en la mano, quedó sorprendido al ver a la Carmenchu a sus espaldas, tumbada en un rincón del pajar, completamente desnuda y haciéndole gestos con la mano de que se acercase a ella.
       Marcelo que macho si que era, fue hacia donde ella se encontraba y le espetó sin más “que haces aquí so puta” ¿no sabes como arruinarme la vida? Entonces la Carmenchu le dijo:
       Si fueras un hombre de verdad, no pondrías reparos y me montarías como hace mi toro con tus vacas.
       No me tientes, no me tientes, que hombre soy pa ti y pa más pero no quiero problemas. Andas tras de mí como perra en celo y esto pue traer problemas.
       ¿acaso es que no te gusto?
       No es eso; gustarme si que me gustas, pero soy bastante mayor que tú y que se diría por el pueblo, que había abusado de una mozuela.
       A mi eso no me importa, lo que yo quiero es estar contigo y que seas mi hombre pa siempre.
       Marcelo, iba cada vez arrimándose un poco más hacia ella y como es natural, como buen hombre, se le iban subiendo no solo los colores, hasta que de pronto sin poder reprimirse más, se tiró encima de la chica y comenzó a besarla con todo ardor. Realmente si que le gustaba y fue por ello por lo que comenzó a soltar todos sus impulsos masculinos y como ella le había pedido, la montó varias veces, como el toro le hacía a la vaca.
       Una vez que habían probado, decidieron verse en el mismo lugar casi todas las noches, ella aprovecharía a que el padre estuviese dormido, para salir corriendo en busca de Marcelo. Pasado un tiempo y con el frío, decidieron que sería el Marcelo el que acudiría a su pajar para que ella no tuviese que andar el camino. Ella lo apañó bien, buscó el rincón donde desde la casa no se les pudiese ver ni oír, colocó una manta sobre la que se tumbaban y con el calor que desprendía el heno y el que ellos tenían dentro de su cuerpo, pasaban las noches bien abrazados.
       Un día al amanecer, llegó el tío Carrasca a la puerta de Marcelo; buenos días, saludó este con educación ¿Qué se le ofrece? y el visitante, sin decir palabra, le pegó una bofetada en toda la cara a mano abierta que lo hizo tambalear. Esto es solo el principio:
 ¿pero que le ocurre?
¿Acaso crees que no sé qué te estás tirando a mi hija?
¿me tomas por imbécil?
No por supuesto que no, pero fue ella quien me persiguió, yo no quería por respeto a usted y a la diferencia de edad, pero una vez que la he ido conociendo, me he enamorado de ella.
Pues has de saber que la has dejao preñá.
Si es así y uste no pone reparos, yo me hago cargo de la situación y contraeré matrimonio con ella si eso es lo que a uste le parece bien.
Claro que me parece bien y te advierto, si no lo haces y no cumples y te portas como un hombre con ella; te juro que te corto los cataplines y después te prendo fuego en tu pajar, que con lo lleno que está bien arderás.
Esta es una de tantas historias que hace tiempo en los pueblos solían suceder, ya que las diferencias de estatus sociales entre los paisanos, no admitía que los hijos de los ricos se juntasen con los de los pobres y debido a ello, sucedían muchas cosas como esta.

PILAR MORENO  13 noviembre 2018


domingo, 11 de noviembre de 2018

INMENSA SOLEDAD




Inmensa soledad la que me has dejado
que vacío tan grande hay en mi vida
tu me avisabas y no te creía
“me muero y no me crees”
era cierto, tu cuerpo lo sentía
tanta lucha habíamos tenido, pero…
verdad era que tu tiempo se agotaba
me aferraba a la esperanza
al clavo ardiendo donde agarrarme
ya era inútil, todo terminaba.
Me pedías besos y abrazos,
sonidos guturales salían de tu garganta,
solo yo los entendía,
tus manos apretaban las mías
a tu boca las llevabas
besabas hasta mis uñas,
mientras yo tu cara acariciaba
de besos y abrazos te colmaba,
mientras eso ocurría,
una ligera sonrisa a tu rostro asomaba.
Tonta de mí, con la venda colocada,
no quería entender que despidiéndote estabas,
comenzó mi dolor intenso,
¡cuanto! para mi significabas,
no podía ser lo que estaba ocurriendo
no dejaba de besarte en la frente y en la cara,
hasta ese último suspiro
que en mis manos exhalaras.
Aún después de muerto te besaba
no quería separarme de ti
como dejarte solo, no lo hice
hasta que aquellos hombres
de tu lado me apartaran.  


PILAR MORENO 11 noviembre 2018

sábado, 10 de noviembre de 2018

SOLA EN LA CELDA




      Elvira procedía de una familia humilde y como tantas chicas de esa época le gustaba mucho estudiar, pero las posibilidades de su familia eran escasas por lo que no podían permitirse darle una carrera como a sus padres les hubiese gustado y ella hubiese sido feliz con ello.
       Como única salida sus padres decidieron enviarla a un convento de religiosas y en él se educaría como una verdadera señorita y a cambio de algunas labores que pudiese proporcionar a las monjitas, era probable que la dejasen estudiar lo que ella quería.
       Se lo propusieron a Elvira y ella accedió sin poner ningún problema pues era una chica de lo más obediente y nunca haría nada que pudiese disgustar a sus progenitores. Prepararon su viaje a la ciudad, no sin antes haber olfateado en que convento podría estar mejor, cuando lo tuvieron decidido, el padre la acompañó para entregársela a las hermanas en custodia.
       Una vez se hubo incorporado al convento, la madre superiora le puso al tanto de las tares que debería realizar, no eran fáciles, pero a cambio, le dejaban matricularse en la escuela de enfermería, con lo cual así podría formarse en esa especialidad. Antes de partir para la escuela, debería dejar fregada toda la loza que se utilizaba para los desayunos, barrer y fregar el refectorio, como es natural dejar impoluta su celda, además de recoger los huevos que habían puesto las gallinas el día anterior y por supuesto haber rezado las oraciones matinales. La pobre chica vivía sin vivir en ella, pero era tanta la ilusión que tenía por estudiar, que, aunque no durmiese le merecía la pena hacer todos aquellos trabajos, pues para estudiar, tenía que quitarse horas de dormir aunque fuesen muy pocas las que disponía para ello.
       Como correspondía a una chica de su edad, conoció a otras chicas y se divertía con ellas cuanto podía. Se hizo amiga de Isabel, una chica algo mayor que ella y con mucho mundo. Pasado el tiempo, esa amistad, se fue convirtiendo en algo más, se sentían muy a gusto la una con la otra y cuando quisieron darse cuenta habían comenzado una relación amorosa.
       Esa relación claro está, que en el convento no podía ni mencionarla. Las hermanas pensaban que ella solo salía del convento para estudiar. Llegó un día en que le dijeron que, ya que estaba en la casa del Señor y le estaban costeando los estudios, debería tomar los hábitos, claro está siendo novicia un tiempo antes. No podía creer Elvira lo que la estaban proponiendo, ¿Qué iba a ser de su vida si ella no tenía vocación religiosa?
Cuando se lo contó a Isabel, esta montó en cólera, quien se habían creído esas señoras que eran para disponer de su vida de esa forma.
 ¿Y tus padres que dicen?
Pues están conformes, piensan que así seré feliz y nunca me faltará de nada.
De eso nada, mientras yo viva, nunca te ha de faltar nada, eres el amor de mi vida y te protegeré hasta el final.
Llegó el momento de tomar los hábitos y cuando Isabel fue a presenciar la ceremonia, como regalo le llevó a Elvira un teléfono móvil para que lo tuviese oculto y por las noches, en el silencio de su celda, pudiesen comunicarse las dos, hasta ver como podían salir de aquella situación. No debían prolongarse mucho en el tiempo deberían decidir que hacer antes de que le pusiesen los hábitos definitivos.
Todas las noches Elvira, llamaba a Isabel ya que esta no podía hacerlo pues no se podía escuchar el sonido del teléfono. Le contaba todo lo acontecido durante el día y la pena que sentía de no poder verse con ella a diario como hacían antes, ni besarse ni tocarse como gustaban de hacer.
Una noche cuando estaban en plena conversación, se abrió la puerta de la celda y apareció la madre superiora, de un manotazo, arrancó el teléfono de la mano de Elvira y se lo confiscó. Iba a ser castigada por aquella desobediencia y tampoco podría volver a ver a Isabel ni salir más a la calle. Sería trasladada al convento de clausura que tenía esa congregación en otra ciudad. Lo harían de inmediato, aquello no se podía permitir.
A la mañana siguiente, después de haber estado toda la noche pensando y llorando amargamente, a la hora del desayuno, cuando estaban todas las hermanas desayunando en el refectorio, Elvira, sin pensarlo dos veces, tomó el cuchillo que estaban utilizando para cortar las rebanadas de pan y se lanzó con toda rabia contra la madre superiora, clavándoselo directamente en el corazón.
En el mismo instante, la mujer cayó al suelo y por más que trataron de reanimarla murió rápidamente. La puñalada era mortal de necesidad.
Elvira salió corriendo del convento, pero, las otras hermanas habían dado parte a la policía y claro está no era muy frecuente ver a una monja corriendo desesperada por la calle. Fue detenida de inmediato y tras un juicio rápido, pasó el resto de sus días tras las rejas de una celda, pero esta vez de la cárcel.

              PILAR MORENO 9 noviembre 2018


viernes, 9 de noviembre de 2018

EL TREN DE NUESTRA VIDA




      Corría el año 1971 cuando tomamos un tren que se ponía en marcha muy despacio y que tendría diversas paradas a lo largo de los años. Nosotros decidimos que siempre juntos no nos bajaríamos ni tan siquiera en un apeadero, seguiríamos así hasta final de trayecto.
      Pasaron miles de estaciones ante nuestros ojos, pero nosotros seguíamos a nuestro aire, no nos preocupaba la marcha de aquel tren que iba recorriendo su camino con toda normalidad. Habíamos construido en el nuestro hogar, tuvimos hijos, los educamos y les dimos todo lo mejor que estaba a nuestro alcance y éramos felices; todo lo felices que se puede ser mientras se recorre una vida llena de trabas y dificultades, pero, nuestro tren seguía en marcha con su chacacha, chacacha, nos hacía la vida agradable. Veíamos como había gente a nuestro alrededor, se iba quedando en algunas estaciones, como fueron abuelos, padres, amigos etc..
       A principios de dos mil cinco, mi persona tuvo la mala ocurrencia de encontrar un apeadero, en el cual me baje y si me descuido pierdo aquel valioso tren. Por lo pelos lo tomé ya en marcha, pero pasé un susto muy fuerte y mi familia lo mismo al pensar que lo perdía. Todo pasó y ese mismo año casamos a mi hijo mayor y al poco tiempo al pequeño. El viaje seguía transcurriendo con normalidad, comenzaron a llegar los nietos y todo era paz y alegría en nuestro vagón.
       Siempre íbamos sentados frente a frente, nos encantaba mirarnos a los ojos, tomarnos de las manos, conversar de cualquier tema, nos contábamos absolutamente todo, había una perfecta comunión entre los dos.
       Nos hacíamos mayores, salíamos a cenar con amigos y después a bailar, fueron unos años muy bonitos los que pasamos mientras nuestro tren seguía con su marcha lenta.
       A finales de dos mil quince, le fue diagnosticada la maldita enfermedad, a partir de ahí, el tren comenzó a rodar más deprisa por sus railes, un día encontró un apeadero y se bajó con el convoy casi en marcha, pero como este no iba demasiado rápido le dio tiempo a volver a incorporarse a él.
       Hubo dos episodios más en los que también se bajó del tren, pero, haciendo grandes esfuerzos lo pudo retomar. En esta ocasión, ese tren comenzó a desplazarse más rápido. Seguíamos sentados frente a frente, sus ojos iban vaciándose de luz propia, se iban apagando, ya su mirada no tenía brillo ni el candor de siempre.
       Su garganta emitía sonidos guturales, los cuales solo yo creía entender y sus gestos me pedían caricias, besos. Sus manos enlazadas con las mías, las llevaba a sus labios y no paraba de besarlas. ¡Cuán ciega estaba! Pensaba que se iba a bajar del tren, pero volvería a cogerlo en marcha como en otras ocasiones, pero no me daba cuenta de que se estaba despidiendo de mí, me decía adiós, que se apearía de aquel tren para nunca más cogerlo. Así lo hizo, fue bajándose despacio, muy despacio y ya sin fuerzas para agarrarse a la barandilla, se dejó caer mientras yo envuelta en llanto, lo veía alejarse para nunca más volver.
       Ese tren sigue caminando por las vías de la vida, pero ya nada es igual, pasará mucho tiempo antes de que yo pueda dejar de pensar en esa despedida, dulce, tierna, que sin palabras me lo expresaba todo, lo que yo signifiqué en su vida.

              PILAR MORENO   9 noviembre 2018

martes, 6 de noviembre de 2018

QUE FUE DE SÓCRATES




Sócrates fue un individuo del cual se conocían pocas cosas, de su vida y de su biografía. Solo que fue hijo de una comadrona Faenarete y de un escultor Sofrónico, emparentado con Arístides el Justo. En su juventud siguió el oficio de su padre y recibió buena instrucción, es posible que fuese discípulo de Anaxágoras y también que conociera las doctrinas de filósofos de la escuela de Pitágoras.
       Aunque no participó directamente en la política, cumplió siempre con sus deberes ciudadanos. Sirvió en varias batallas, en episodios de las guerras del Peloponeso en las que dio muestra de resistencia, valentía y serenidad extraordinarias. Salvó la vida de Alcibíades, quien saldó su deuda salvando la vida de Sócrates en la batalla de Delio.
Contrajo matrimonio a una avanzada edad con Xantipa, quien le dio dos hijas y un hijo. En cuanto a su apariencia física se le reconocía como bajito, rechoncho, de vientre prominente, ojos saltones y labios gruesos, al mismo tiempo que se le atribuye un aspecto desaliñado.
Lo que se sabe de Sócrates es a través de tres contemporáneos suyos, Jenofonte, el comediante Aristófanes y el filósofo Platón.
La Mayéutica: Al parecer, durante buena parte de su vida, Sócrates se habría dedicado a deambular por las plazas, mercados, palestras y gimnasios de Atenas, donde tomaba a jóvenes aristócratas o a gentes del común (mercaderes, campesinos, o artesanos), como interlocutores para sostener largas conversaciones, con frecuencia parecidas a largos interrogatorios. Este comportamiento, sin embargo, correspondía, a la esencia de su sistema de enseñanza, la mayéutica.
Este método, llevaba al interlocutor a alumbrar la verdad que llevaba alojada en su alma, por medio del dialogo, en el que el filósofo proponía una serie de preguntas y oponía sus reparos a las respuestas recibidas, de modo que al final fuera posible reconocer si las opiniones iniciales del interlocutor eran de una apariencia engañosa o un verdadero conocimiento.
Sus conversaciones filosóficas, al menos tal y como quedaron reflejadas en los Diálogos de Platón, Sócrates sigue, en efecto, una serie de pautas precisas que configuran el llamado diálogo socrático. Comenzaba las conversaciones alabando la sabiduría de su interlocutor y presentándose a si mismo como un ignorante; tal fingimiento es la llamada ironía Socrática, que preside la primera parte del dialogo. En ella Sócrates proponía una cuestión ejem: ¿Qué es la virtud? Y elogiaba la respuesta del interlocutor, pero luego oponía con sucesivas preguntas o contraejemplos sus reparos a las respuestas recibidas, sumiendo en la confusión al interlocutor que acababa reconociendo que no sabía nada sobre la cuestión.
Al prescindir de las preocupaciones cosmológicas que habían ocupado sus predecesores desde los tiempos de Tales de Mileto, Sócrates imprimió un giro fundamental en la historia de la filosofía griega.
El ser humano aspira a la felicidad, y hacia ello encamina sus acciones. Sólo una conducta virtuosa proporciona la felicidad. Y de entre todas estas virtudes la más importante es la sabiduría, que en ella se incluyen las restantes.
La sabiduría, la virtud y la felicidad son inseparables. Conocer el bien nos lleva a conocer la conducta virtuosa y la conducta virtuosa conduce a la dicha. La vida virtuosa lleva al equilibrio y la perfección humana a la libertad interior y a la autonomía respecto a lo que nos esclaviza y mediante ella se consigue la paz en el alma, el gozo imperturbable, la satisfacción interior que nos acerca a lo divino.
Con su conducta Sócrates se granjeó enemigos que, en el contexto de la inestabilidad en la que se hallaba Atenas tras las guerras del Peloponeso, consideraron que su amistad era peligrosa para aristócratas como sus discípulos Alcibíades o Critías, acusado de impiedad y de corromper a la juventud, fue condenado a beber cicuta después de que, en su defensa, hubiera demostrado la inconsistencia de los cargos que se le imputaban. Según relata Platón en la apología que dejó de su maestro, Sócrates pudo haber eludido la condena, gracias a los amigos que aún conservaba, pero prefirió acatarla y morir, pues como ciudadano se sentía obligado a cumplir la ley de la ciudad, aunque en algún caso, como era el suyo, fuera injusta; peor habría sido la ausencia de ley. La serenidad y la grandeza de espíritu que demostró en sus últimos instantes, están vivamente narradas en las últimas páginas de Fedón.
En los tiempos actuales, lo hubiesen acusado de pederastia, lo habrían juzgado rápidamente y lo hubiesen soltado de inmediato por no ser peligroso y a la semana podría haber estado otra vez charlando con la juventud.
             PILAR MORENO 3 noviembre 2018

  
     
        

LA METAMORFOSIS DEL YO




       Hace ya casi cuatro años comenzó mi metamorfosis, no sabía lo que ocurría en la vida de mi esposo pero, yo presentía por su comportamiento que no iban las cosas bien, se sentía mal, pero nadie sabía decir que era lo que le ocurría, yo veía que como una vela se iba consumiendo, fue entonces cuando, creo que por primera vez me atreví, con educación eso sí, a llevar la contraria a un médico y exponerle mis pensamientos que justo no eran los suyos. Fue entonces cuando le derivó a un especialista y fue cuando comenzó la encrucijada que he vivido durante tres años.
       Fue diagnosticado con un carcinoma de pulmón y le dieron entre seis meses y un año de vida, entonces mi persona se convirtió en gusano de seda e iba a pocos tejiendo el capullo. En un momento determinado, lo enviaron a un ensayo clínico, el cual dio muy buen resultado y entonces, aunque yo no dejaba de tejer aquel capullo, cada vez lo hacía más despacio, la esperanza me ayudaba a tejerlo cada vez más lento, pero no por eso dejaba de pensar que en cualquier momento aquello podía voltearse.
       En el pasado septiembre, como yo temía, ese maldito bicho llamado cáncer, pasó silenciosamente a su cerebro, los doctores no me lo pusieron tan oscuro como al principio del descubrimiento, pero mi intuición, hacía sentir que el capullo debía seguir tejiéndose y aunque quería seguir haciéndolo con lentitud, en pocos días tuve que terminarlo, casi con prisas.
       El pasado día 23 lo terminé, ahora, habiendo sufrido ya la metamorfosis, convertida en mariposa, sola, triste, no alcanzo a saber donde he de ir a depositar los huevos, creo que ya nunca los pondré y paciente esperaré a que llegue el día postrero, donde las almas se juntan.

                     PILAR MORENO 28 octubre 2018

domingo, 3 de junio de 2018

COMO CONTAR LA VIDA DE UNO EN MIL PALABRAS




          Este ejercicio da mucho que pensar; creo que nadie o yo al menos sea capaz de contar su historia en tan solo mil palabras. Todos los de mi edad, tenemos ya una larga trayectoria vivida y no es fácil resumirla; pero voy a intentar hacer lo que pueda.
          Soy una mujer que viene de una familia humilde en la cual nunca faltó lo más necesario e incluso en ocasiones nos permitíamos algún capricho. Tuve una infancia difícil, una adolescencia invisible y una juventud llena de vicisitudes hasta la hora de mi casamiento que fue a los 22 años. Ahora muchas veces pienso que no estaba de aquella ni preparada para un matrimonio tan rápido; y no es porque fuese embarazada ni mucho menos, es que necesitaba tomar aire, salir de la casa en donde me había criado y mi novio consideró que lo mejor era casarnos.
          Una vez en mi hogar, en un principio muy modesto, me sentía feliz, aunque aun no estando ya con mis padres no me faltaban problemas por su parte.
A los 23 años tuve mi primer hijo y a los 27 el segundo. Entonces ya no necesitaba más. Llenaron mi vida por completo y me dedique a ellos plenamente, ellos eran todo lo que necesitaba. Absorbían todo mi tiempo.
Fueron creciendo cosa natural en los niños y ya dedicaban más tiempo a sus estudios y amigos que a mi persona. Se iban poco a poco despegando de mí. Fue entonces cuando mis ratos los pasaba cosiendo, haciendo ganchillo y diversas actividades, pero todas en casa claro está, yo no estaba acostumbrada a estar en la calle ni a salir con amigas, todo eso era desconocido para mí.
Fue después de 21 años de casados, cuando tomamos la decisión de venir a vivir a Collado Villalba y gracias a Dios ahí cambió todo. Por una dolencia de espalda, me vi obligada a acudir a un gimnasio, en el cual me ocurrió lo que nunca hubiese esperado. Conocí a la mujer del dueño y comenzamos una sincera amistad. Aunque yo conocía bastante gente debido a los años que llevábamos pasando las vacaciones en esta población, ella me fue introduciendo en un mundo muy distinto al que yo había pertenecido hasta entonces.
Me presentó a otras señoras con las que por las mañanas salíamos a caminar, lo pasábamos bien y llegó un momento en que decidimos presentarnos a los maridos y formar una pandilla. Fue todo un acierto al igual que nosotras ellos empezaron a conocerse, salíamos los sábados por la noche todos juntos a cenar y después a bailar hasta altas horas de la madrugada.
Con el tiempo mi nido se quedó vacío del todo y entonces comencé a asistir a las clases del Centro de Adultos del Pontón, en el cual me integré con gran facilidad. Estaba apuntada en todos los talleres que por aquel entonces existían. Estábamos mi marido y yo solos y al poco tiempo se jubiló había días que me preguntaba que me daban en ese centro para pasar tanto tiempo allí. Siempre respondía lo mismo, muchas enseñanzas, cosas que hasta ahora no había tenido tiempo de aprender e incluso no había querido de joven. Después de muchos años de asistencia, La Comunidad de Madrid, creyó conveniente hacer recortes en la educación y todos los talleres que teníamos las personas mayores, fueron abolidos de un solo plumazo.
Fue entonces cuando nuestro compañero Jerónimo fue a la biblioteca Municipal para enterarse de si allí podíamos encontrar algo en lo que poder hacer algo similar a lo que allí estábamos haciendo, sobre todo en lo concerniente a literatura y escritura. Dio la casualidad de que había una estupenda persona que, justo estaba buscando todo lo contrario, poder enseñar a personas que lo deseasen, todos sus conocimientos y por supuesto en plan altruista. Se citó con ella para hacer una entrevista un poco más amplia a la cual me invitó a ir y de la cual salió nuestra clase de Literapia.
Agradezco aquel encuentro fortuito y la rápida decisión que tomamos de que fuese nuestra profesora o coordinadora como a ella le gusta que digamos. Hablamos con el director del El Pontón y accedió a dejarnos la biblioteca un día a la semana para que pudiese impartir sus clases.
Nadie sabe lo que de ella hemos aprendido, no solo nos ha enseñado a escribir, cosa que por ejemplo en mi caso jamás había hecho. También nos ha enseñado que su clase nos es de una rigidez como se supone que es una clase, también podemos hablar, expresar lo que sentimos, apoyarnos en las dificultades que tengamos, nos ha enseñado cosas que no sabíamos respecto al ordenador, incluso al teléfono, hemos tenido que exponer la vida de varios autores, cada cual preparando el suyo. Ella nos ha presentado a sus autores favoritos, ha conseguido traer de fuera a otras personas para que nos expongan sus libros predilectos. Es decir, siempre estaré agradecida a lo que esta persona ha hecho por nosotras y sobre todo que de mi en particular ha sabido sacar cosas que yo no podía ni pensar que sería capaz de hacer. Me ha invitado a escribir sobre mi vida y realmente cuando lo he visto escrito he sentido alivio, pues había cosas que desde niña me estaban haciendo daño y no era capaz de contar a nadie y sin embargo al escribirlas parece que me he quitado un gran peso de encima.
Este es nuestro último día de clase por esta temporada. Nos vamos de vacaciones y yo en particular, estoy deseando de que llegue principio de curso para volver a estar con mis compañeras, con mi querida Puri y con todo lo que alrededor de ella hay de bueno.

                              PILAR MORENO  3 junio 2018


LA TORRE DE LOS LUJANES



La casa torre de los Lujanes, ostenta el título de edificio más antiguo de Madrid.
En realidad, se trata de dos edificios habitados por la familia Luján de antiguo y poderoso linaje procedente de la aldea aragonesa de Luján. En su día se dividió el solar en dos para repartirlo entre los hermanos Juan y Álvaro de Luján. El primero de ellos sería la torre junto a la casa aneja en el número dos de la Plaza de la Villa, levantada antes de 1471. El segundo edificio sería la casa de al lado en el número tres de la plaza mandada construir por Álvaro de Luján en 1474, después del reparto.
Tiene su entrada la torre por la estrecha calle del Codo. Esta es una pequeña puerta que tiene un arco de herradura con dovelas de piedra que es el único en Madrid. La casa aneja que forma con ella el número dos de la Plaza de la Villa, tiene planta irregular al estilo mudéjar y en la fachada destaca su portal de entrada con ornamentación gótica y el escudo nobiliario de los Luján. Parece que esta fue la primera casa en la que se instaló la familia Luján cuando llegó a Madrid en 1450.
En el número tres de la plaza tenemos la casa de Álvaro de Luján. Está diseñada en torno a un patio interior de forma cuadrada. En el zaguán se colocaron ya entrado el siglo XX los sepulcros platerescos de Beatriz Galindo “La Latina” y su esposo Francisco Ramírez “El Artillero”, hoy se encuentran estos sepulcros en el Museo de San Isidro.
La casa de Álvaro de Luján sirve para recordar mediante una placa la figura de Enrique IV de Castilla quien concedió a Madrid el título de Noble y Leal Villa, provocando que la plaza en la que se encuentran estas casas, que antes se llamaba del Salvador, pasara a llamarse Plaza de la Villa.
En la fachada de la torre una placa recuerda que en estas casas nació en 1846 el compositor Federico Chueca, prodigio de la música madrileña.
En la casa del número dos, es decir en la Torre, había una biblioteca de pequeñas dimensiones, en la que Juan su propietario gustaba de pasar largos ratos leyendo y observando los volúmenes que en ella se encontraban, claro está que, escritos en castellano antiguo, todo con arreglo a la época en que se encontraban.
Una tarde, Juan se encontraba hojeando uno de sus libros favoritos, cuando de pronto creyó ver pasar una figura, sabía que estaba él solo en aquella estancia y no le dio importancia, pudo ser una mala pasada que le había jugado su vista ya que los candiles con los que se alumbraba había veces que oscilaban y se veían sombras en las paredes que en realidad no existían.
No era una imaginación suya, a lo largo de varios días seguidos, subió a pasar la tarde en la biblioteca y su sorpresa fue que cada día se hacía más visible aquella figura. No hablaba ni decía nada, pero su figura cada vez era más clara. Una tarde, cuando entró en la habitación, vio la figura de espaldas sentada en su silla y sin moverse, entonces Juan dio la vuelta a la mesa y se dio cuenta de que era el fraile que había sido su confesor y que había fallecido en extrañas circunstancias hacía ya varios años, antes de que ellos viniesen a vivir a Madrid. Con voz ronca, solo le escuchó decir, seguiré protegiéndote. De pronto la figura convirtiéndose en sombra desapareció para nunca volver a presentarse.

                                                   PILAR MORENO 26 mayo 2018




sábado, 26 de mayo de 2018

SON TRES PALABRAS: FUISTE, MANUAL Y TORMENTA Una preciosa tarde del mes de agosto, hacía un bochorno inaguantable, aquel calor parecía derretir la arena del parque al que habíamos ido a pasar el día. Debíamos estudiar con detenimiento aquel manual que nos habían dado para descifrar lo que en su interior se explicaba. Era muy complicado entenderlo pues estaba escrito en alemán y nosotros solamente teníamos unas ligeras nociones de ese idioma, pero, no por eso dejamos de intentarlo. Diccionario en mano y buena voluntad, que no nos faltaba, desde por la mañana nos pusimos manos a la obra para intentar que al final del día tuviésemos al menos una ligera noción de lo que allí estaba escrito y con la esperanza de que nos sirviese para nuestro habitual trabajo. La pequeña nevera portátil que habíamos llevado llena de refrescos y agua estaba ya en sus últimas existencias. Con el agua en algún momento nos refrescamos la cabeza pues la temperatura parecía subir por momentos. De pronto comenzó a nublarse el sol con extrema rapidez y un aire corría levantando la arena del suelo y moviendo las ramas y hojas de los árboles con gran furia. Comenzamos a recoger con avidez pues preveíamos que se nos podían estropear nuestros apuntes y el trabajo realizado, pero, cuando estábamos afanados en esa tarea, los truenos que empezaron a sonar, el granizo a caer era una tormenta en toda regla que sin darnos tregua apenas pudimos recoger todos nuestros enseres y salir corriendo hacia el coche para ponernos a cubierto. En aquella veloz carrera que emprendimos, mi torpeza hizo que tropezase y diese con mi esqueleto en el suelo, lancé un grito de dolor pues fue mucho daño el que me hice en la caída, mi brazo izquierdo había quedado debajo de mi cuerpo y sentía que podía haberse fracturado. Fuiste corriendo hacia mi para ayudarme a levantar del suelo, después de sacudirme las ropas para intentar quitarme el barro que se me había pegado a ellas y ver lo que me había sucedido, me abrazaste diciendo que no me preocupase que me llevabas a urgencias para ver que me sucedía. Mis sospechas resultaron ciertas, mi brazo se había partido en dos. Me tuvieron que escayolar y en ningún momento te separaste de mí. Una vez habíamos salido del hospital y aunque estaba muy dolorida, te di las gracias por haberme ayudado en esos momentos y tu aprovechaste la ocasión para decirme lo que en realidad sentías por mí y que hasta ese momento no te había atrevido a decirme. PILAR MORENO 12 mayo 2018




       Una preciosa tarde del mes de agosto, hacía un bochorno inaguantable, aquel calor parecía derretir la arena del parque al que habíamos ido a pasar el día.
       Debíamos estudiar con detenimiento aquel manual que nos habían dado para descifrar lo que en su interior se explicaba. Era muy complicado entenderlo pues estaba escrito en alemán y nosotros solamente teníamos unas ligeras nociones de ese idioma, pero, no por eso dejamos de intentarlo. Diccionario en mano y buena voluntad, que no nos faltaba, desde por la mañana nos pusimos manos a la obra para intentar que al final del día tuviésemos al menos una ligera noción de lo que allí estaba escrito y con la esperanza de que nos sirviese para nuestro habitual trabajo.
       La pequeña nevera portátil que habíamos llevado llena de refrescos y agua estaba ya en sus últimas existencias. Con el agua en algún momento nos refrescamos la cabeza pues la temperatura parecía subir por momentos.
       De pronto comenzó a nublarse el sol con extrema rapidez y un aire corría levantando la arena del suelo y moviendo las ramas y hojas de los árboles con gran furia. Comenzamos a recoger con avidez pues preveíamos que se nos podían estropear nuestros apuntes y el trabajo realizado, pero, cuando estábamos afanados en esa tarea, los truenos que empezaron a sonar, el granizo a caer era una tormenta en toda regla que sin darnos tregua apenas pudimos recoger todos nuestros enseres y salir corriendo hacia el coche para ponernos a cubierto.
       En aquella veloz carrera que emprendimos, mi torpeza hizo que tropezase y diese con mi esqueleto en el suelo, lancé un grito de dolor pues fue mucho daño el que me hice en la caída, mi brazo izquierdo había quedado debajo de mi cuerpo y sentía que podía haberse fracturado. Fuiste corriendo hacia mi para ayudarme a levantar del suelo, después de sacudirme las ropas para intentar quitarme el barro que se me había pegado a ellas y ver lo que me había sucedido, me abrazaste diciendo que no me preocupase que me llevabas a urgencias para ver que me sucedía.
Mis sospechas resultaron ciertas, mi brazo se había partido en dos. Me tuvieron que escayolar y en ningún momento te separaste de mí. Una vez habíamos salido del hospital y aunque estaba muy dolorida, te di las gracias por haberme ayudado en esos momentos y tu aprovechaste la ocasión para decirme lo que en realidad sentías por mí y que hasta ese momento no te había atrevido a decirme.

                            PILAR MORENO 12 mayo 2018



domingo, 8 de abril de 2018

EL SILENCIO




La noche oscura y fría
silente expectante misteriosa
remueve en mi cabeza
momentos vividos del pasado
recuerdos que de la mente
no he podido borrar
tampoco es mi deseo
forman parte de mi vida
y con ella siempre irán
son recuerdos que en mi
alma viajan de un lado a otro
y en silencio siempre están
mis ojos se llenan de agua


PILAR MORENO




Y LE DIJE SI



Eran momentos difíciles en mi vida, me encontraba sumamente agobiada, la situación era apremiante. La búsqueda era infructuosa en todos los sentidos, tanto en el sentido económico como en la ubicación.
          Tuve varias ofertas, pero no encajaban en mis ideales, a todos les encontraba alguna falta que no entraban dentro de mis necesidades. Momentos de rabia, de lágrimas y desesperación. El tiempo apremiaba, tenía revolucionados a los amigos, compañeros etc. Pero no dábamos con la necesidad exigida.
          Mi marido iba poniéndose cada vez peor, yo estaba sola para resolver todas las situaciones, se me acumulaban los problemas. Las idas y venidas al hospital, el chalet en venta y recibiendo a los visitantes posibles compradores que exigían un horario exacto para verlo, coordinar esos horarios con los de las visitas médicas, en fin, una tarea de la que había días en las que no sabía cómo salir.
          Una tarde en la que me encontraba hundida del todo, mi amiga Mercedes me hablo de alguien que me podría resolver el problema si me ponía de acuerdo con él, pero primero tendríamos que apalabrar una entrevista.
          Llamé a este señor diciéndole de parte de quien iba recomendada, le conté mi situación y amablemente accedió a tener una entrevista y enseñármelo con todo detalle. Nos citamos para el día siguiente, una vez que nos saludamos, me explicó todas las premisas que ponía para que pudiese acceder a él.
          Nos dirigimos al lugar en donde se encontraba y realmente era un sitio muy céntrico, muy bien comunicado y de fácil accesibilidad. Una vez allí, comenzamos a introducirnos en el portal, todo de mármol y bien decorado a la vez que sencillo. De pronto se paró ante la letra F del piso bajo y comenzó a abrir la puerta. Me hizo pasar y las vibraciones que aquella entrada me dio, me hizo pensar que podrían haberse resuelto mis problemas. El resto del piso lo vi enseguida pues es muy pequeñito, pero responde totalmente a lo que yo llevaba buscando meses. Cuando el señor me preguntó que me parecía, le contesté que era perfecto. Naturalmente enseguida le dije QUE SI.

                                        PILAR MORENO        8 abril 2018






AMANECE LEJOS DE LA FELICIDAD



      Había llegado agotada. Había sido un viaje extenuante. Tantas horas de avión y ahora ya se hallaba en su lugar de destino, pero se encontraba tan extraña. Un país desconocido, solo había oído hablar de él, pero nunca pensó que algún día se podría encontrar en allí.
         Todo sucedió de manera muy rápida, casi sin darse cuenta de lo que estaba pasando. Se encontraba con unas amigas en un restaurante. Habían ido a celebrar el cumpleaños de una de ellas, lo estaban pasando estupendamente, comieron y bebieron a placer y ya en los postres se les acercó un grupo de muchachos que según dijeron estaban en las mismas circunstancias que ellas. Les invitaron a brindar por los cumpleañeros y ellas aceptaron. Se sucedieron muchas bromas y risas, eran muy agradables y se fueron intercalando en las sillas chico-chica, según con las miradas parecían haberse gustado.
          Al terminar el evento, salieron de aquel restaurante todos juntos y luego se fueron en parejas según se habían caído bien. Lucía se fue con Edgar, era el chico simpático que se había sentado a su lado. Fueron caminando hasta la casa donde vivía Lucía, fueron hablando de diferentes temas, de sus trabajos, así como de sus situaciones emocionales. Lucía le contó que había estado con un chico varios años; se habían conocido en la universidad y habían conseguido tener una relación sentimental muy profunda, convivieron juntos dos años en un piso que habían alquilado en el centro de la ciudad y la verdad es que eran muy felices, todo el mundo lo decía, irradiaban alegría y felicidad tanto estando juntos como cada uno por su lado. Lucía siempre decía a quien le preguntaba por tanta felicidad que Jorge era el amor de su vida, había encontrado su príncipe azul.
          Edgar, le comentó que había tenido varias parejas sentimentales, pero no había sido ninguna la definitiva. Nunca había sentido la necesidad de atarse a nadie el era muy independiente y que él pensaba volver a su tierra y quizás allí encontrase a la mujer adecuada para ser la madre de sus hijos.
          El le preguntó a Lucía el motivo de la ruptura con Jorge si tan enamorados estaban. Ella le contó con sinceridad el hecho que había decantado su separación de él. Una compañera del trabajo de Jorge, lo había estado persiguiendo y acosando durante mucho tiempo, llamadas telefónicas, mensajes, wasaps; lo comprometía constantemente y aunque él decía ignorarla y no sentir nada por ella, Lucía descubrió un día que Jorge había quedado con ella un día para comer y por más que él le dijo que solo había sido para tener la oportunidad de estar a solas con ella para aclararle la situación y decirle que para él no significaba nada, que lo dejase en paz y que él era muy feliz con Lucía, esta no lo interpretó así y después de pasar unos meses en desconfianza y con discusiones diarias, decidieron separarse.
          Edgar a la salida del trabajo de Lucía, todos los días iba a buscarla, era muy agradable, muy simpático y se portaba bastante bien con ella, solícito, atento y muy detallista. Pasados unos meses, Edgar le comentó a Lucía que había terminado con el trabajo que le había traído a España y debía volver a su país, Perú. Le propuso a Lucía que se fuesen juntos y allí comenzar una vida en pareja, el aseguraba haberse enamorado profundamente de ella y le hacía creer que allí serían muy felices.
          Lucía lo pensó un tiempo y al final decidió acompañarle a su tierra para comenzar una nueva vida. Una vez que llegaron a Perú, Edgar le dijo que deberían vivir un tiempo junto a sus padres hasta que encontrasen una vivienda para ellos independiente. Así comenzó su andadura por el país andino y aunque no era lo que él le había prometido se dijo para sí que debía tener paciencia que en poco tiempo se resolvería esa situación.
          Pasaba el tiempo y aquello no se solucionaba, al contrario, él cada vez se alejaba más de ella, salía con sus amigotes y la mayoría de los días regresaba a la casa borracho. Si ella le reprochaba los hechos, él amparado por sus padres le increpaba palabrotas  insultos e incluso en varias ocasiones se le escapó alguna bofetada.
          Después de darse un tiempo y ver que aquello no tenía arreglo, decidió volver a España y tratar de reconciliarse con Jorge ya que tenía noticias de que él seguía solo. No estaba dispuesta a seguir viendo Amanecer lejos de la felicidad”.

                            PILAR MORENO      27 marzo 2018
         

EL NEGOCIO DE ISABEL




          Hacía varios años que su cabeza planeaba un gran negocio. Se dedicaba desde siempre a la compraventa de joyas y piedras preciosas. Su padre le había enseñado todo lo que podía aprender y debía saber sobre todo lo que conllevaba ese negocio.
          Isabel era una mujer de mediana edad, pero con un carácter abierto y muy emprendedora, por ello, su cabeza daba vueltas a como mejorar su negocio. De pronto un día se le ocurrió que como ella conocía muy bien el oro y como trabajarlo, para ella no tenía secretos, así como los diamantes. Debía ampliar sus expectativas y viajar a un lugar en donde poder adquirir otros metales y piedras preciosas a un bajo coste y del que luego ella pudiese sacar pingües beneficios. 
          Se informó muy bien sobre todos los sitios en donde pudiese llevar a cabo sus negocios y sobre todo sin exponer demasiado. De toda la información que consiguió, decidió viajar a Afganistán, concretamente a Kabul en donde era más fácil poder ponerse en contacto con los traficantes de las excavaciones.
          Al llegar a ese país, comenzaron las dificultades. Lo primero que tuvo que hacer fue vestirse con un burka y contratar a un hombre que la ayudase no solo en el idioma que para ella era totalmente desconocido, sino también para no ir sola a ninguna parte pues en ese país una mujer es prácticamente imposible que salga sola a la calle y mucho menos a tratar de negocios. En más de una ocasión tuvo incluso que vestirse de hombre para poder acceder a ciertos lugares.
          Por fin pudo encontrar una de las piedras preciosas que ella iba buscando, el lapislázuli, que es una piedra azul de material más conocido como zafiro. Es difícil de conseguir ya que se saca de un yacimiento que se encuentra en el macizo de Tirich Mir a 5000 metros de altura. Consiguió comprar gran cantidad de ellos, pagándolos a muy buen precio del que ella calculó podía sacar unas buenas ganancias después de haberlos pulido y tallado. Una vez conseguida esa operación, decidió ampliar las compras y también adquirir oro en un yacimiento que le habían aconsejado.
          Estaba sumamente contenta con el negocio que ella pensaba había hecho, fue entonces cuando pensó que sería bueno obtener una cantidad considerable de esmeril, (material resultante de la descomposición de rocas eruptivas que por su dureza se utiliza para pulir piedras preciosas) para poder amolar los zafiros y todas os diamantes y otras piedras de las que disponía. Quería que su negocio funcionase a lo grande, pretendía hacer una empresa conocida en todo el mundo.
          Ya que estaba allí, no quiso perder la oportunidad de comprar también una buena cantidad de litio, material que se utiliza para la fabricación de aparatos electrónicos e incluso en productos farmacéuticos.
          Este último fue su perdición, todo fue enviado a España y cobrado sin ningún problema, pero cuando llegó al aeropuerto, ella iba exultante de todo lo que había conseguido, pero sin esperarlo, fue interceptada por unos policías, la llevaron a una habitación donde además de desnudarla y hacerla un registro hasta en sus partes más íntimas, le dijeron que había cometido uno de los delitos más castigados en ese país que era la compra de litio.
          El litio era un mineral que tenía un alto precio y los que mejor lo pagaban eran los japoneses y sobre todo los chinos para la fabricación de sus teléfonos móviles y sus aparatos de electrónica. Fue conducida sin piedad a presidio y aunque llevó los mejores letrados de su país, el castigo fue implacable y condenada a cincuenta años privada de libertad.

                              PILAR MORENO 10 marzo 2018