Había
salido de su ciudad natal Sevilla, con la finalidad de terminar sus estudios de
arte en la capital de Italia. Natalia, confiaba plenamente que en esa ciudad
tan monumental y desde allí en las que en ese país se encuentran, podría
obtener unas calificaciones suficientes para que su final de carrera y su tesis
le diesen acceso a un magnifico puesto de trabajo, pues hasta ese momento había
logrado terminar todos los cursos con unas calificaciones excelentes.
Llegó a Roma como primer destino y se
alojó en el modesto hotel que desde su ciudad había reservado. Procedía de una
familia de clase media, pero no podía permitirse estar en un gran hotel hasta
el final de sus estudios. Sus hermanos también estaban estudiando y aunque ella
había ido ahorrando algún dinero de lo que había ganado los fines de semana
sirviendo copas en una discoteca de su ciudad, sus padres tendrían que ayudarle
una vez terminados sus ahorros pues Roma era una ciudad cara y lo suyo no daría
para mucho tiempo.
Comenzó rápidamente sus clases y
aprovechaba el tiempo todo lo que podía, sabía que no podía perder tiempo.
Chica alegre y simpática, enseguida hizo amigos y aunque estudiaba con gran
entusiasmo, no se negaba a la diversión pues como ella decía, la vida hay que
aprovecharla sobre todo cuando se es joven pues los años pasan y luego no se
sabe lo que se podrá hacer.
Su pandilla se formaba por varios
miembros de chicos y chicas, todos estudiantes. Unos estudiaban lo mismo que
ella arte. Entre ellos Anand, era un muchacho de su misma edad, moreno, con la
dentadura más blanca que ella jamás había visto, alto, muy bien parecido,
simpático y desde el primer momento hicieron una buena amistad. Todo el mundo
se daba cuenta de las buenas migas que habían hecho.
Un buen día Anand se las arregló para
que saliesen los dos solos, quedaron en una cafetería distinta a la que
quedaban siempre y cuando se encontraron, él le tendió un paquete, una ofrenda
que le dijo era una costumbre que en su país tenían de hacerle a la chica con
que salía por primera vez. Natalia comenzó a reírse, no se tomó en serio que le
quisiera hacer un obsequio como primera vez que salía con ella ¿Qué quería
decir con aquello? Abrió con serenidad el paquete el cual estaba envuelto con gran
delicadeza y, cual fue su sorpresa cuando dentro había nada más y nada menos
que un Sari de color Rojo. Ella lo miraba extrañada al tiempo que también lo
miraba a él, estaba atónita, no sabía que quería decir ese detalle.
Cuando Anand comprendió lo envarada
que ella estaba, le explicó la costumbre que existía en su país de hacer aquel
regalo a la chica que él había elegido para ser su prometida. Su país, India,
era un país de muchas tradiciones y él esperaba ser correspondido a sus
sentimientos y aceptase como primer regalo ese sari que había pedido a su madre
que le enviase. Atónita lo aceptó y también acepto a ser su novia, pero lo de
ser su prometida con idea de llegar al matrimonio cuando terminasen la carrera
era demasiado correr y así se lo hizo saber. Él no le dio importancia,
diciéndole que el tiempo sería el consejero de lo que debían hacer, pero que el
estaba convencido de que sería la madre de sus hijos.
Pasaba el tiempo, corrían de ciudad en
ciudad afianzando sus estudios. Un día en la Galería de la Academia, justo
delante del David de Miguel Ángel al que estaban admirando con pasión, Anand la
tomó por la cintura y dándole un apasionado beso le dijo que era tan bella como
aquella estatua y que ya jamás podría separase de ella. Fue entonces cuando
ella le correspondió y le dijo que a ella le sucedía lo mismo, comprendía que
era el amor de su vida. Le confesó que por las noches se colocaba el sari que
le había regalado y se sentía como una diosa envuelta en él.
Anand entonces fue cuando se decidió a
confesarle la procedencia del sari y de que familia provenía él. Su familia procedía
de la estirpe de la casa de Borbón en la India, concretamente de Juan Felipe de
Borbón, cuyo padre fue Carlos III de Borbón el cual no pudo reconocerle por su
pronto fallecimiento. Fue criado en Italia y después de muchos avatares en su
corta vida, fue llevado a Egipto y vendido como esclavo. Con el tiempo
consiguió escapar y embarcar hacia la India. Desembarcó con un sacerdote y dos
amigos en Madrás y desde allí se trasladó a Delhi a la corte del emperador
Akbar. Este al enterarse de que Juan Felipe de borbón era hijo del condestable
Borbón lo nombró maestro de Artillería y le concedió en matrimonio a una
esclava georgiana. También lo nombró rajá de Shergan, desde ese momento, la
familia de Juan Felipe estuvo ocupando altos cargos de la administración y
fueron gobernadores del principado de Shergan.
Su padre era un descendiente de la
casa de Borbón en la India y el Sari que le había regalado, había pertenecido a
su abuela paterna por lo que tenía un extraordinario valor sentimental para su
familia además de que todas las mujeres que lo habían utilizado habían gozado
de una salud extraordinaria, así como de poderes incalculables.
Una vez que terminasen la carera ese
mismo año, deberían trasladarse a la India para que su familia la conociese y
comenzar con los preparativos de una boda principesca. Cuando recibió como
regalo el Sari Rojo, nunca imaginó el destino que la esperaba.
PILAR MORENO 20 enero 2018