Hacía varios años que su cabeza
planeaba un gran negocio. Se dedicaba desde siempre a la compraventa de joyas y
piedras preciosas. Su padre le había enseñado todo lo que podía aprender y
debía saber sobre todo lo que conllevaba ese negocio.
Isabel era una mujer de mediana edad,
pero con un carácter abierto y muy emprendedora, por ello, su cabeza daba
vueltas a como mejorar su negocio. De pronto un día se le ocurrió que como ella
conocía muy bien el oro y como trabajarlo, para ella no tenía secretos, así como
los diamantes. Debía ampliar sus expectativas y viajar a un lugar en donde
poder adquirir otros metales y piedras preciosas a un bajo coste y del que
luego ella pudiese sacar pingües beneficios.
Se informó muy bien sobre todos los
sitios en donde pudiese llevar a cabo sus negocios y sobre todo sin exponer
demasiado. De toda la información que consiguió, decidió viajar a Afganistán,
concretamente a Kabul en donde era más fácil poder ponerse en contacto con los
traficantes de las excavaciones.
Al llegar a ese país, comenzaron las
dificultades. Lo primero que tuvo que hacer fue vestirse con un burka y
contratar a un hombre que la ayudase no solo en el idioma que para ella era
totalmente desconocido, sino también para no ir sola a ninguna parte pues en ese
país una mujer es prácticamente imposible que salga sola a la calle y mucho
menos a tratar de negocios. En más de una ocasión tuvo incluso que vestirse de
hombre para poder acceder a ciertos lugares.
Por fin pudo encontrar una de las
piedras preciosas que ella iba buscando, el lapislázuli, que es una piedra azul
de material más conocido como zafiro. Es difícil de conseguir ya que se saca de
un yacimiento que se encuentra en el macizo de Tirich Mir a 5000 metros de
altura. Consiguió comprar gran cantidad de ellos, pagándolos a muy buen precio
del que ella calculó podía sacar unas buenas ganancias después de haberlos
pulido y tallado. Una vez conseguida esa operación, decidió ampliar las compras
y también adquirir oro en un yacimiento que le habían aconsejado.
Estaba sumamente contenta con el
negocio que ella pensaba había hecho, fue entonces cuando pensó que sería bueno
obtener una cantidad considerable de esmeril, (material resultante de la
descomposición de rocas eruptivas que por su dureza se utiliza para pulir
piedras preciosas) para poder amolar los zafiros y todas os diamantes y otras
piedras de las que disponía. Quería que su negocio funcionase a lo grande,
pretendía hacer una empresa conocida en todo el mundo.
Ya que estaba allí, no quiso perder la
oportunidad de comprar también una buena cantidad de litio, material que se
utiliza para la fabricación de aparatos electrónicos e incluso en productos
farmacéuticos.
Este último fue su perdición, todo fue
enviado a España y cobrado sin ningún problema, pero cuando llegó al
aeropuerto, ella iba exultante de todo lo que había conseguido, pero sin
esperarlo, fue interceptada por unos policías, la llevaron a una habitación
donde además de desnudarla y hacerla un registro hasta en sus partes más
íntimas, le dijeron que había cometido uno de los delitos más castigados en ese
país que era la compra de litio.
El litio era un mineral que tenía un
alto precio y los que mejor lo pagaban eran los japoneses y sobre todo los
chinos para la fabricación de sus teléfonos móviles y sus aparatos de
electrónica. Fue conducida sin piedad a presidio y aunque llevó los mejores
letrados de su país, el castigo fue implacable y condenada a cincuenta años
privada de libertad.
PILAR MORENO 10 marzo 2018
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